Hacer valer voto dominicano en EEUU

El leal entusiasmo que los dominicanos en los Estados Unidos muestran por la política en su país, sin importar el tiempo que tengan fuera de la Isla, debe ser recompensado con políticas que los ayuden a tener una mejor relación con su tierra.

Por décadas, la firme contribución financiera de la diáspora dominicana –no sólo en forma de remesas, que en 2011 sumaron $2.9 mil millones, sino en visitas e inversiones inmobiliarias– ha representado una de las principales fuentes de ingreso de la Isla.

Pero su aporte y capacidad financiera no parecen ser las razones que este año empujó a los candidatos de los principales partidos dominicanos a extender su proselitismo fuera de las fronteras. En esta elección de proyección bastante apretada, el voto de los dominicanos en el exterior, estimado en 5% del electorado nacional, puede ser decisivo.

En sus visitas a la Gran Manzana, donde residen unos 650,000 de los 1.4 millones de dominicanos que viven en los Estados Unidos, los candidatos ofrecieron a sus compatriotas el mismo platillo que confieren en la Isla: promesas generales para aliviar la corrupción que ha comprometido la economía y la seguridad de los dominicanos.

Muy a pesar del significativo papel de la diáspora en el sostenimiento económico de la Isla, los líderes de los partidos tradicionales parecieron carecer de estrategias específicas para los más de 2 millones de quisqueyanos que viven fuera de ese país de 10 millones de habitantes.

Con suerte -gracias a un figura legislativa creada el año pasado– los nuevos Diputados de Ultramar, quienes serán elegidos por primera vez el domingo, lograrán hacer valer la voz de la diáspora en el Congreso Nacional Dominicano.

El venidero gobierno y futuros candidatos deben reconocer que los quisqueyanos en el exterior, aunque no hayan perdido el fervor aprendido en la Isla por la política, esperan políticas concretas de sus representantes, entre ellas mejores servicios consulares, ayuda para la repatriación y seguridad jurídica para invertir en la tierra que tanto aman. Los nuevos líderes deben saber que a la hora de elegir, la retórica no se vino en la maleta de los inmigrantes dominicanos.

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