El ciudadano Carlos Fuentes

La desaparición de Carlos Fuentes es una pérdida invaluable para la literatura mundial. Al mismo tiempo, México ya no tiene un gigante intelectual que con su voz ha sido una conciencia nacional en la permanente defensa de la justicia social.

En el campo de la palabra escrita, Fuentes fue uno de los creadores del boom de la literatura latinoamericana de la década de los 60. Una generación de escritores que transformó estilos y temáticas dejando una marca indeleble en la cultura mundial.

Pese a su fallecimiento, los lectores seguramente podrán disfrutar de sus escritos en libros de su autoría que todavía no han sido publicados. El trabajo de Fuentes es reconocido, además de su calidad, por el caudal de novelas, ensayos y artículos que escribió durante una larga vida fructífera.

Fuentes fue un bohemio intelectual de una gran cultura dedicado a la denuncia social y política de su México tan querido. El comentario sobre su obra corresponde a otras páginas, pero en este contexto cabe mencionar La muerte de Artemio Cruz (1962) y La silla del águila (2003). Dos reflexiones agudas sobre el poder político y la corrupción desde la Revolución Mexicana hasta hoy.

Sus convicciones políticas lo llevaron a participar en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) acercándolo a la gestión de Luis Echeverría. Su ruptura comienza a partir de 1978, al renunciar como embajador ante Francia tras la designación de Gustavo Díaz Ordaz en la embajada de España. Su gestión en la Secretaria de Relaciones Exteriores fue tan solo un aspecto de su digno papel cumplido como representante de México en los numerosos foros internacionales.

Es indudable que se extrañará su comentario ingenioso y directo en el debate de la realidad mexicana, como cuando hablaba de la necesidad de legalizar las drogas y su decepción con los candidatos para la próxima elección, entre muchos otros.

Carlos Fuentes decía que pensaba en el próximo lector, “aquel que no nació” todavía y que en 50 años leerá sus libros. Ese lector, y todos los que están antes y después, podrán disfrutar de su imaginación y sensibilidad. Ellos descubrirán al escritor cívico sensible a los acontecimientos sociales.

Los mexicanos extrañarán al ciudadano Fuentes. Aquél que se destacó por su valor y la sabiduría de sus opiniones, habló de las duras realidades en la lengua.

Hoy este fallecimiento deja un espacio vacío, una hoja en blanco y una palabra muda. México y los amantes de la literatura mundial están de luto. Gracias Carlos Fuentes por enriquecernos la vida.

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