Violencia en sus manos
Brad Pitt presentó en el Festival de Cannes su nuevo filme, el drama violento Killing Them Softly
CANNES, Francia.- Brad Pitt defendió ayer la violencia en el cine, para mostrar su existencia en el mundo real, tal y como refleja Killing Them Softly, la película dirigida por el neozelandés Andre Dominik que se presentó en la competición del Festival de Cannes.
“No sé si se puede rodar la violencia de una forma romántica, pero hay que hacerlo”, afirmó Pitt en una rueda de prensa en la que tanto él como Dominik defendieron que las películas muestren el mundo tal y como es en la actualidad.
Para Dominik la violencia es parte de la historia de una película que cuenta un ajuste de cuentas en el mundo de la mafia y en el que el director no ahorra sangre ni peleas para retratar una situación que se sitúa en la fase final de la campaña electoral que dio la victoria a Barack Obama y en una ciudad indeterminada de Estados Unidos.
Con larga melena, muy sonriente y quejándose de que las ruedas de prensa no sean a las cuatro de la tarde, Pitt se mostró tajante al afirmar que no le molesta interpretar personajes violentos. “Sería mucho peor para mí interpretar a un personaje racista, me perturbaría más que el de un asesino a sueldo”, señaló.
Basada en un libro ambientado en los años setenta, Dominik decidió actualizar la historia y situarla en un momento más actual y utilizar la crisis económica como un elemento que condiciona hasta el pago de los asesinos a sueldo.
“Sentí que era una historia sobre el capitalismo”, explicó el realizador -responsable de The Assassination of Jesse James By The Coward Robert Ford—
, que resaltó que en este momento todo el mundo está motivado por el dinero
.
Y en esa necesidad de dinero, los personajes hacen lo que sea necesario para conseguirlo. “No entiendo el problema que hay con la violencia en estos momentos”, dijo. “El filme explica cómo sobrevivir en un mundo lleno de competencia”.
En su opinión, no tienen sentido las críticas actuales contra la violencia que contienen algunos libros infantiles, como los clásicos de los hermanos Grimm, cuando lo que hacen es preparar a los niños para un mundo que es mucho más violento que cualquier ficción.
Una violencia que se une a la crisis económica y que responde a la necesidad de Pitt y Dominik para su siguiente proyecto juntos. “Buscábamos historias sobre nuestro tiempo y sobre quienes somos”, y en estos momentos la crisis económica es lo que ocupa las portadas de los periódicos, resaltó el actor.
Una situación que han trasladado a un microcosmos de delincuencia y muerte, con un trasfondo político en forma de discursos de Obama, cuya voz se deja oír, a modo de narrador en off de la situación social en Estados Unidos.
“Vivimos en un país muy dividido” y la película muestra a personajes “con opiniones extrañas” con las que el actor no está forzosamente de acuerdo. Una apología del individualismo y del capitalismo que puede ser peligrosa.
Pese a ello, Pitt dijo que “EEUU es un país extraordinario, con muchas dimensiones”, como la integridad o la justicia. Pero, agregó, “hay que proteger los ideales con cuidado”, especialmente en el caso de los países más poderosos.
Y en esa defensa de los ideales entra también el equilibrio entre el cine comercial y el artístico. Es “la eterna batalla entre arte y comercio”, afirmó el actor, que consideró que se necesitan el uno al otro para avanzar, una estrecha relación de simbiosis que nunca desaparecerá porque, en su opinión, “las cosas tienen que ser entables, si no, es imposible crear”.
Ray Liotta, Scout McNairy y Ben Mendelson acompañan a Pitt en este filme.
“Este año tendremos cosas más negativas que en el pasado”, señaló un Pitt que se mostró pesimista al agregar que el panorama es “cada vez más oscuro”.
Palabras que daba la razón a su personaje en el filme, Jackie Cogan, que cierra la historia con la mejor frase del guión: “Estados Unidos no es un país, es un negocio”.