Calderón comienza su adiós al Gobierno

Calderón inicia despida presidencial y se encamina a 2018

Felipe Calderón durante su visita a Los Ángeles.

Felipe Calderón durante su visita a Los Ángeles. Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

MÉXICO, D.F.- En los últimos días, al presidente Felipe Calderón le dio por el triunfalismo. En sus discursos de despedida -que realiza diariamente en actos públicos- resume sus logros sociales y económicos, alaba a las Fuerzas Armadas que lo secundaron en la lucha contra el narcotráfico y hasta dicta recetas a países europeos para salir de la crisis.

A la par, en el interior Partido Acción Nacional (PAN), relegado al tercer sitio en las elecciones del 1 de julio pasado, el presidente Gustavo Madero comenzó a llamar a Calderón “capital político” para el renacimiento del blanquiazul y analistas deslizan a Margarita Zavala, esposa del mandatario, como una opción para el 2018.

“Zavala es una de las cartas fuertes del calderonismo-panismo para regresar al poder presidencial”, consideró el politólogo Martín Moreno.

“Calderón es un animal político natural. Así fue formado desde niño y así continuará como expresidente.

No será como Zedillo (1994-2000), autoexiliado; ni como Carlos Salinas (1988-1994), desprestigiado y aborrecido; ni como Vicente Fox (2000-2006), que de esperanza en el 2000 terminó como traidor -pidió el voto para Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI)”.

El presidente promociona su trabajo en diversos foros internacionales con el mismo entusiasmo con que busca influir en el futuro de su partido: se reúne con militares y con gente de la calle; busca a congéneres y empresarios.

El jueves acudió a la Fundación Círculo Montevideo donde estuvieron el magnate Carlos Slim y los ex presidentes de España, Felipe Gozález; de Chile, Ricardo Lagos, y de Uruguay, Julio María Sanguinetti, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.

Ahí dictó ideas sobre cómo corregir desequilibrios en los sistemas financieros y evitar prácticas proteccionistas para fomentar el comercio además de promocionar a su Administración como ejemplo para enfrentar debacles económicas.

“Después de una crisis severísima que tuvo el país en el sector bancario, se aprendió la lección. Se establecieron medidas regulatorias y de capitalización ordenadas, severas”, dijo sobre 1994. “Por eso la banca ya no fue el problema sino parte de la solución porque siguió prestando a pequeñas y medianas empresas”.

El pasado 17 de julio la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entregó a Calderón cuatro premios por la eficacia en los servicios públicos en las categorías de combate a la corrupción, mejoramiento y enfoque de género. Además recibió el Record Guinness por entregar 22.9 millones de lámparas ahorradoras de energía en México con el Progama Luz Sustentable.

Más allá de las responsabilidades como servidor público, el trabajo del jefe del Ejecutivo en el PAN ha sido intenso y tangible: logró posicionar a cercanos colaboradores en las listas de representación proporcional del Senado y la Cámara de Diputados que garantizaron su llegada al Congreso.

Entre ellos, Ernesto Cordero, su exsecretario de Hacienda que buscó la candidatura panista a la presidencia de la República; Javier Lozano, exsecretario del Trabajo, y Maximiliano Cortázar, quien fue su vocero.

Este activismo irrita a algunos panistas que buscan oxigenar al partido después de 12 años de desgaste en el Gobierno.

“Calderón tiene una doble responsabilidad frente a los resultados electorales: la directamente vinculada con el ejercicio del poder, y su persistente injerencia en la vida del partido”, reprochó el senador Javier Corral en un artículo editorial.

“Para quienes no coincidíamos con sus posiciones, desplegó actitudes de condicionamiento y presión a la hora de integrar los órganos del partido, impuso dinámicas pragmáticas que son parte del deterioro ético y político que lacera al PAN”.

La confrontación directa al crimen organizado durante la Administración de Calderón que concluye en diciembre próximo fue, sin duda, el que causó mayor polémica y desgaste y todavía le pasa la factura.

Una carta divulgada recientemente por el Movimiento por la Paz, la Justicia y la Dignidad, encabezado por Javier Sicilia, reprochó “la simulación” con que, a su entender, el presidente trató a las víctimas que exigían que se detuviera la violencia, pues no modificó su estrategia militar.

“Cuando nos reunimos por primera vez con Felipe Calderón (23 de junio de 2011) el país contaba 40 mil muertos; para la segunda ocasión (14 de octubre de 2011), a menos de cinco meses de distancia, la cifra de víctimas mortales se acercaba a los 60 mil y los desaparecidos eran ya más de 20 mil”, contabilizó.

Calderón defiende hasta la fecha sus acciones contra el crimen organizado. “Vencimos las cadenas de la criminalidad, la inseguridad y la violencia”, dijo ayer en una ceremonia para despedirse de los marinos.

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