El asilo de Assange

El Ecuador salta a la palestra política mundial por un hecho complejo y de consecuencias impredecibles.

Julian Assange fundador de Wikileaks, que hiciera público cientos de miles de documentos secretos pertenecientes al Gobierno de Estados Unidos, acaba de recibir asilo político por parte del Gobierno ecuatoriano.

Assange es requerido con fines investigativos por la justicia sueca por los supuestos delitos de violación y asalto sexual, aunque no ha sido acusado formalmente, y se encuentra actualmente en la embajada ecuatoriana en Londres. Se especula que los Estados Unidos tienen ya listo un documento para solicitar su extradición para juzgarlo por el delito de espionaje, lo que podría acarrearle la pena de muerte.

Por su parte el Gobierno inglés ha amenazado con ingresar por la fuerza a la embajada ecuatoriana en Londres para detener a Assange y remitirlo a las autoridades suecas.

Por una parte el argumento del Gobierno inglés, de someter a Assange a la extradición, carece de validez legal.

Assange no ha sido acusado formalmente, es simplemente sospechoso de un supuesto delito, y por tanto no es reo de la justicia sueca.

Pero mucho más grave es la amenaza del Gobierno inglés de irrumpir por la fuerza en la embajada ecuatoriana, lo que sería una abierta violación a la soberanía ecuatoriana.

Por otra parte, el derecho del Gobierno ecuatoriano de conceder asilo a un ciudadano extranjero al que considera un perseguido político es jurídicamente válido, lo que no está muy claro es la motivación del presidente Rafael Correa para otorgarlo.

Parece ser que Correa busca un enfrentamiento con los Estados Unidos, bajo la vieja premisa de “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. En sus declaraciones señala que lo hace en nombre de la libertad de expresión, lo que resulta altamente irónico si consideramos que el Ecuador es un país en el que el derecho a la libertad de expresión ha desaparecido casi por completo.

En el caso más escandaloso, Emilio Palacio, exeditorialista del diario El Universo, y sus propietarios los hermanos Pérez fueron condenados a prisión y a una indemnización millonaria acusados de injurias, en una sentencia dictada por un juez espúreo. La sentencia fue después dejada sin efecto por disposición de Correa.

El canciller Patiño defiende con vehemencia el asilo político en el caso de Assange, a pesar de que cuando Emilio Palacio solicitó una medida similar en Estados Unidos se opuso ferozmente; y a pesar de que cuando a Carlos Pérez le fue concedido el asilo político por parte de Panamá, se negó a otorgar el salvoconducto para su salida del país. Doble estándar como todo lo que ocurre actualmente en Ecuador.

No hay una salida visible para este dilema legal, es difícil predecir como terminará.