Latinas aportan a la economía de sus vecindarios en EEUU

La dominicana Ana Matos y la mexicana Rosalba Rosas son dos ejemplos de superación.

Rosalba Rosas, con su bicicleta eléctrica "green power", muestra sus guantes verdes biodegradables y algunos productos ecológicos que usa en su pequeña empresa.

Rosalba Rosas, con su bicicleta eléctrica "green power", muestra sus guantes verdes biodegradables y algunos productos ecológicos que usa en su pequeña empresa. Crédito: Zaira Cortes / EDLP

Nueva York – Al desafiar circunstancias adversas, como el desempleo y una inestable economía, mujeres latinas optaron por ser sus propias patronas, creando pequeñas empresas con responsabilidad social.

Según la Oficina del Censo, en su informe “Our American Immigrant Entrepeneurs: The Women”, mientras que en 2000 un 5% de mujeres inmigrantes y nacidas en el país eran fundadoras de sus propios negocios, en 2010 la cifra se incrementó a 9% para inmigrantes emprendedoras y 6.5% para las nacidas en Estados Unidos.

El Censo detalla que de 714,811 empresarias inmigrantes en 2008, la estadística aumentó a 980,575 en el 2010.

La dominicana Ana Matos y la mexicana Rosalba Rosas, son algunas de las hispanas que prefieren auto emplearse y aportar a la economía de sus vecindarios.

Rosas, una residente de Queens de 39 años, llegó hace más de una década a Nueva York luego de cursar ingeniería bioquímica en su país. Su primer empleo fue como manicurista, pero más tarde entró al negocio de limpieza de casas, además de niñera.

“Siempre estuve segura de mí misma al pedir un salario justo, pero mis sueños eran más grandes que ser una empleada para toda la vida”.

Hace unos meses, la mujer emprendió su propio negocio de “housekeeping ecológico”, preocupada por el deteriorado ambiente.

“No sólo se trata de hacer dinero, sino de ser responsables y tener conciencia. Parte de mi misión es educar a los empleadores y persuadirlos de usar limpiadores naturales”.

Montada en una bicicleta eléctrica que no contamina, Rosalba va por la ciudad ofreciendo sus servicios.

“En casa uso servilletas de papel reciclado y vajillas reusables para las fiestas. Me gusta predicar con el ejemplo y creo firmemente en lo que hago”.

Según el Censo 2010, las hispanas representan el 37% de las mujeres inmigrantes empresarias en el país. La dominicana Ana Matos, de 41 años y residente de Washington Heights, se integró al grupo en mayo de este año, con su sofrito casero “Ana del Campo”.

La exitosa empresaria pasó de vender a vecinos y amigos, a posicionar su sofrito natural en 14 supermercados y bodegas en el Sur de El Bronx, además de un contrato en puerta para distribuirlo en 50 supermercados de Nueva Jersey.

Matos, con 20 años de vivir en la ciudad, comentó que su meta es poner en la mesa de los latinos un producto sano a bajo costo.

“Me preocupa que los niños se críen con comida repleta de conservadores, químicos y sodio. Mi sofrito es natural y fresco, hecho en casa, y muy barato. No todo es dinero en la vida”.

La emprendedora apuntó que creó su pequeño negocio como un reto para probar su propia capacidad. Decidida a triunfar, la dominicana acudió a “Hot Bread Kitchen” en la Marqueta de East Harlem, que es un programa para regularizar e impulsar a vendedoras informales.

En el sitio recibió entrenamiento para establecer y hacer crecer su negocio.

Según el Censo 2010, el 18 % de todos los dueños de pequeños negocios en el país nacieron fuera de Estados Unidos. De la cifra total el 28% son latinos.

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