El valor de ese 47%
La afirmación del candidato presidencial republicano Mitt Romney —durante un evento de recaudación de fondos de campaña— de que 47% de los estadounidenses no pagan impuesto sobre la renta (income tax) y se perciben como dependientes del gobierno para recibir de él alimentos, vivienda y atención médica ha sido percibida como ofensiva por muchos y ha sido explotada por los demócratas para mostrar a Romney como un político insensible y apartado de la vida y necesidades del ciudadano común.
El dicho de Romney es cierto en lo numérico pues en efecto —según analistas en materia fiscal— 47% de los estadounidenses no pagan impuesto sobre la renta. Pero lo que las palabras de Romney omiten es que eso es así no por una displicencia o un abuso como se infiere de las palabras del candidato sino porque el código fiscal de Estados Unidos así lo concibe y porque a millones de personas el bajo nivel de ingreso los arroja fuera del esquema impositivo del impuesto sobre la renta. Otros, como los jubilados, tienen ventajas fiscales que les permiten reducir u omitir el pago de ese tributo.
Pero la población que Romney desdeña sí paga impuestos, por ejemplo el impuesto sobre las ventas o el impuesto predial, entre otros. Y el acceso a los programas sociales es un derecho para aquellos que califican, un factor de estabilidad social y en casos como Medicare algo que sus beneficiarios cotizaron y pagaron. La eliminación de estos programas supondría una crisis de imprevisible alcance.
El propio Romney, multimillonario, paga una tasa mucho más baja de impuesto sobre la renta que la mayoría. ¿Por qué el doble rasero de que en su caso pagar menos le es aceptable pero no lo es en el caso del agraviado 47%?