Ben Affleck, actor y director de ‘Argo’, va camino del Oscar
El director y protagonista de 'Argo' se prepara para una campaña de Oscar
A Hollywood le encantan las historias de resurrección. Hace unos años, Ben Affleck era casi casi el hazmereír de la industria: tras ganar un Oscar, junto a Matt Damon, por el guión de Good Will Hunting, en 1997, se embarcó en una carrera profesional que no tardó en dar paso a otra de personal que fue más que publicitada por los medios.
Si bien logró el éxito comercial en filmes como Armageddon y Shakespeare in Love, lo que más se recuerda de sus primeros años del siglo XXI son un romance fallido —con Jennifer López cuando a esta la llamaban J-Lo— y varios títulos que pasaron con más pena que gloria (Forces of Nature, Reindeer Games, Bounce, Daredevil y, quién puede olvidar, Gigli).
Pero como sucede tantas otras veces, quien ríe último, ríe mejor.
Y en estos momentos, Benjamin Géza Affleck-Boldt, su nombre completo, está muriéndose de risa. Porque su película más reciente, Argo, está en la lista de las más firmes candidatas al Oscar 2013.
Se trata de su tercera cinta como realizador, tras Gone Baby Gone y The Town, en la que, al igual que estas dos, también actúa, encarnando a Tony Méndez, un agente de la CIA que, en 1979, lideró una misión en Irán para rescatar a cuatro miembros de la embajada de Estados Unidos en Teherán que se ocultaron en la embajada canadiense tras la revolución que vivió el país y que desencadenó la crisis de los rehenes.
El plan de Méndez —organizar un falso rodaje de una película de ciencia ficción en la capital iraniana— permaneció en secreto hasta 1997, cuando Bill Clinton lo desclasificó y, de este modo, el agente pude recibir el reconocimiento popular.
Argo cuenta en su reparto con secundarios de lujo como John Goodman, Alan Arkin, Bryan Craston y Victor Garber, y su recepción allá donde se ha exhibido ha sido, en una palabra, extraordinaria.
Guiño al cine de suspenso de los años 70, con títulos como All the President’s Men o Klute a la cabeza, Argo demuestra no solo la admiración de Affleck por ese género y esa época, sino además su dominio de la narrativa cinematográfica como cineasta.
“Traté de encontrar influencias muy poderosas y, en particular, tratar de hablar de algo muy específico. [En Argo], Rodrigo Prieto, mi director de fotografía [mexicano], y yo hablamos de All the President’s Men, Killing of the Chinese Booking, de [John] Cassavetes, Z, Battle of Algiers…
Muchas películas. La mayoría de ellas fueron estrenadas durante esa época de oro del cine americano de los años 70″, comentó a La Vibra el actor, vía telefónica, al hacer referencia al cien que lo ha impactado desde siempre y, ahora, lo define como director.
En el filme, Affleck —nacido hace 40 años en la ciudad californiana de Berkeley— emplea diversos estilos visuales de los 70 con un objetivo muy claro en cada uno de ellos.
“Cada formato de la película, y usamos muchos de ellos, fue usado para crear una sensación especial en cada apartado de la historia”, detalló. “Por ejemplo, en las escenas en la CIA, el formato anamórfico trató de asemejarse al cine de Pakula; para las escenas en Hollywood empleamos más zooms, celuloide saturado; y para Irán el celuloide era más granulado, para que pareciera foráneo, diferente”.
También se aprovecha de una extraordinaria selección de secundarios, con Arkin y Goodman a la cabeza, estos dos dando vida a un productor y un maquillador de efectos especiales asentados en Hollywood que cargan con los episodios más divertidos de la cinta.
Elegir actores de estas características y desear que los dos muestren su carisma en la pantalla sin que uno eclipse al otro, “es un riesgo. Uno los conoce y espera que exista esa química”, explicó Affleck. “Pero, quién sabe si eso saldrá en la pantalla. Actores profesionales siempre tratan de hacer su trabajo lo mejor que pueden, sin dejar que nada se les cruce por el camino. Pero al final se trata de suerte. Alan y John encajaron [perfectamente] y ahora incluso están haciendo entrevistas juntos y son buenos amigos”.
Al final de Argo, durante sus títulos de crédito, Jimmy Carter —quien lidió con la crisis de los rehenes durante el final de su presidencia— confirma en viva voz los pormenores de lo que se ha explicado. A pesar de la presencia del presidente, “nunca quise que esta película fuera política. No quiero que sea un referendum de la presidencia de Carter, o se politice en beneficio de un lado o del otro”.
“Ni tampoco que se politice internacionalmente: Irán es un país que levanta mucha intensidad y emoción. En su lugar, lo que pensé que era eficaz fue que Carter contara a la audiencia que lo que acaba de ver fue verdad. Él dice: ‘yo estaba al mando de Estados Unidos. Era el comandante en jefe. Y di estas órdenes, de que la CIA creara esta compañía [de cine] falsa’. Eso es poderoso. No es una película política, pero usa la política para contar una historia”.
En The Town, Affleck, como guionista y director, mostró unos considerables niveles de violencia. En Argo, esos detalles son reducidos considerablemente. No se trata de una consecuencia de su papel de padre —tiene tres hijos fruto de su matrimonio con la actriz Jennifer Garner, con la que inició su relación durante el rodaje de Daredevil—.
“Trato de no hacer que la violencia sea atractiva”, se justificó. “Esta película no tiene armas por todas partes [como The Town], pero sí tiene una violencia más realista: hay gente que es arrastrada fuera de una embajada, ataques… No tiene atracos a bancos ni persecuciones…”.
Lo que también tiene es un guión que, por primera vez en su carrera como realizador, él no ha escrito, labor que llevó a cabo el debutante Chris Terrio. “Todas son historias que adoro. La única diferencia es que cuando tenía que cambiar algo, le pude decir a Chris que lo hiciera él por la noche. Así yo me pude ir a dormir”, reveló Affleck al detallar la diferencia fundamental entre escribir o no sus películas.
Uno de los planos más sorprendentes de Argo es el que muestra el cartel de Hollywood medio destruido en la colina que lo acoge. Affleck retrata Los Ángeles de forma tan realista como entrañable.
“He vivido aquí durante un tiempo y he visto su belleza y su fealdad”, comentó con respecto a la ciudad donde reside, aunque también tiene casas en Massachusetts y Savannah. “Hubo una época en las que Los Ángeles estaba en su era más desesperada, y por ello tiene un aire romántico…”.
Ben Affleck terminó su charla no desvelando si, durante los próximos años, se va a decantar más a estar delante o detrás de la cámara. Lo que sí reconoció es que “la ventaja de ser actor y director es que al menos hay un director que quiere trabajar conmigo”.