Bond un negocio familiar de 50 años (Fotos)
La familia Broccoli sigue tomando las decisiones creativas en la serie, desde que la inició en 1962 Albert R. Broccoli.
Segunda entrega de una serie de artículos dedicados al 50 aniversario de la saga James Bond
En los últimos 50 años los propietarios de la serie de películas de James Bond han tenido crisis graves y tan electrizantes como las que enfrenta el agente secreto en la ficción.
En más de una ocasión han estado cerca de no ganar nada y de perder todos sus derechos en la corte. Pero la historia ha sobrevivido y florecido con la familia del fallecido productor Albert R. “Cubby” Broccoli, cuyo nombre ha aparecido en los títulos de todas las películas oficiales Bond desde Dr. No, de 1962.
El hijo de inmigrantes italianos no temía a los riesgos y entre sus primeras empresas produjo la verdura que lleva el nombre de la familia Broccoli, la cual fue traída a América por su tío. Tras años de abrirse paso en Hollywood, Broccoli luchó por los derechos de las novelas de Ian Fleming y contagió su fe sobre las historias del espía británico a sus hijos.
“Cubby solía decir: ‘Esta es la gallina de los huevos de oro, cuídenla’”, sostuvo en entrevista telefónica desde Londres la hija menor de Broccoli, Barbara, quien coproduce la serie. “Una de las cosas que decía es que somos personas temporales tomando decisiones permanentes. Si tienes una serie de películas y estás tan emocionalmente interesado en ella como nosotros, hay que tomar decisiones basadas en la salud de la serie para el futuro”.
A lo largo de 50 años la familia Broccoli ha mantenido su 50% de participación en las películas del agente 007, mientras que su socio, el estudio Metro Goldwyn Mayer Inc. es propietario de la otra mitad.
La serie es una de las más largas en la historia del cine y ha sumado $4,900 millones en venta de boletos con 22 películas oficiales. La 23 cinta de Bond, Skyfall, se estrenará la semana que viene en Londres.
Pero su fórmula de acción, sexo e intriga no siempre ha sido exitosa. Algunas películas fracasaron, como On Her Majesty’s Secret Service, la única participación protagónica de George Lazenby en la franquicia de Bond.
La serie también ha necesitado sangre nueva para mantenerse fresca y hasta ahora ha habido seis Bond.
Para Skyfall, la familia Broccoli hará otro cambio importante: eligió a Ben Whishaw, de 31 años, para el papel de Q, el especialista en artefactos de Bond. Las últimas dos películas se hicieron sin el viejo ayudante de Bond, quien había sido interpretado por el ahora difunto Desmond Llewelyn en 16 películas.
“Se tomó la decisión de que fuera un hombre más joven, como sucedería en la actualidad”, dijo Wilson. “Esperemos que dure tanto como Desmond Llewelyn”.
Esta es una de tantas decisiones que ha tenido que tomar la familia para mantener la película. Recientemente se emitió en la canal EPIX el documental Everything Or Nothing, sobre su relación con las cintas.
En el documental se ve el enfrentamiento de la familia con Kevin McClory, un irlandés cuyo trabajo con Fleming le permitió ganar los derechos de Thunderball, que terminaron siendo la base argumental de Never Say Never Again, una nueva versión de la cinta creada en 1983 considerada como un capítulo no oficial de la saga.
La película recuperó a Sean Connery como el agente, después de 12 años sin el papel.
Ese año, el Bond de Connery y el de Roger Moore en Octopussy, llegaron a los cines con meses de diferencia, y al final, Octopussy ganó la batalla en taquilla. Debido a esa rivalidad, Never Say Never Again no está incluida en la lista de la familia Broccoli de las 23 películas de Bond.
El documental también explica por qué Casino Royale, el primer libro de Bond que escribió Fleming, se hizo dos veces. La primera versión se estrenó en 1967 y fue una mezcla ridícula con múltiples Bonds, como David Niven, Peter Sellers e incluso Woody Allen. El desastre fue posible porque Fleming vendió los derechos del libro a Columbia Pictures, hoy propiedad de Sony Corp., por tan sólo $6,000.
Sony regresó los derechos a los Broccoli tras un acuerdo legal en 1999. Y con el tiempo Sony se convirtió en el distribuidor de las últimas tres películas de Bond, incluyendo Skyfall. Por eso el agente tiene entre su arsenal una computadora portátil Sony Vaio. Bond también bebe ahora Heineken, en vez de Martini, debido al patrocinio de la cervecera.
Los apuros financieros de la serie no han terminado, pues MGM se declaró en bancarrota en 2010 y en julio planteó que podría vender sus valores para pagar a sus acreedores, lo que también pondría a la venta su parte de Bond.