Un error sospechoso

Otra vez Arizona, otra vez el condado de Maricopa. En esta oportunidad se entregó información electoral para el votante hispanoparlante con una fecha equivocada para votar. En vez del 6 de noviembre dice que será el 8 de ese mes.

Las autoridades dicen que no hubo mala intención, que solamnete este es el caso de 50 tarjetas para registrarse a votar y que fueron distribuidas únicamente a las personas que se presentaron ante la oficina condal para buscar el documento que les permita votar.

Creemos que la explicación oficial no atiende los numerosos interrogantes que deja esta situación.

¿Será que el documento que se entrega en mano tiene una impresión distinta a la del resto del paquete que se envia por correo?

¿Cómo se puede explicar que se haya pasado un error tan grande como la fecha de votación? ¿Es incompetencia o mala intención?

Cuando la incompetencia juega un papel político como evitar el voto de una minoría, no suele ser casualidad. Mucho menos en Arizona y Maricopa donde los inmigrantes latinos —incluyendo a los naturalizados— están expuestos al hostigamiento por parte de las autoridades. Esto debe ser investigado por las autoridades federales.

Por otra parte, no es raro pensar que esto puede ser un intento deliberado de suprimir el voto latino.

Por ejemplo, en Virginia y en Florida se han reportado llamados telefónicos a votantes afroamericanos, latinos y de la tercera edad, diciéndoles que hay una nueva ley que permite votar por telefono. Los que llaman engañosamente muestran tener acceso a la lista de votantes. Hace cuatro días la Junta Electoral advirtió sobre esta maniobra.

Como hemos dicho con anterioridad, los esfuerzos para reducir la participación electoral de un sector de los votantes también se ha manifestado en las numerosas leyes estatales que presentan nuevos requisitos para votar.

La elección de noviembre la ganará el candidato que lleve más simpatizantes a la urna. Los intentos para desalentar el voto es una estrategia que socava la democracia.