Copacabana recupera sus sombrillas de colores

Las playas de Río de Janeiro recuperarán sus sombrillas de colores (luego de un largo periodo monocromático), gracias a la diseñadora brasileña Leila Fitipaldi.

Copacabana recuperará sus sombrillas de colores gracias a la diseñadora brasileña Leila Fitipaldi.

Copacabana recuperará sus sombrillas de colores gracias a la diseñadora brasileña Leila Fitipaldi. Crédito: Cecilia Nuñez / Agencia Reforma

Río de Janeiro.- Las célebres playas de Río de Janeiro se vestirán de colores y texturas variadas con un nuevo modelo de sombrillas anunciado hoy por la Alcaldía para sustituir a las de color rojo que fueron utilizadas en los últimos años.

Las nuevas sombrillas serán implantadas en los chiringuitos de Copacabana, Ipanema y del resto de playas cariocas a partir del próximo 10 de diciembre, a dos semanas del inicio de la temporada estival, cuando las temperaturas se disparan hasta los 40 grados.

La diseñadora brasileña Leila Fittipaldi es la autora de los ocho modelos de sombrillas, que usan la paleta de colores del paisaje de la playa, desde el amarillo de la arena al azul turquesa del de Marzo y los tonos anaranjados y rojizos de las dramáticas puestas de sol que cada día congregan a multitudes en Ipanema.

Las texturas de las sombrillas sustituyen también al diseño plano del pasado por hojas de palmera, figuras geométricas o formas ondulantes que recuerdan a las olas del mar, según las imágenes difundidas por la secretaría municipal de Orden Público.

La Alcaldía de Río distribuirá las sombrillas a los dueños de los kioscos ubicados a lo largo de los cerca de 35 kilómetros de litoral de la ciudad más turística de Brasil, que acabará así con dos años de monocromía colorada.

El rojo era el color oficial de las sombrillas de alquiler desde 2010, año en el que la Alcaldía decidió establecer un patrón para todas las playas dentro de una campaña lanzada para impulsar el “orden” en la ciudad.

La decisión de acabar con el color único partió del alcalde de Río, Eduardo Paes, que también fue el máximo responsable por impulsar la campaña de orden que tiñó las playas de rojo, mismo color de esta inusual protesta.

Las únicas sombrillas que escaparon estos años a la monocromía eran las de los hoteles (como el nonagenario Copacabana Palace) y las particulares, que destacaban con fuerza en un paisaje predominantemente rojo.

Anteriormente los chiringuitos tenían libertad para usar las sombrillas del color que quisieran y, muchos de ellos, se decantaban por modelos con propaganda regalados por los distribuidores de bebidas.

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