Republicanos reflexionan

Los cambios demográficos en California ponen en riesgo el futuro del partido

El registro de votantes republicanos ha caído a menos del 30% en California, dejando al estado con un amplio control demócrata..

El registro de votantes republicanos ha caído a menos del 30% en California, dejando al estado con un amplio control demócrata.. Crédito: AP

Si el futuro sucede primero en California, el Partido Republicano tiene un problema.

El estado más poblado del país, donde vive 1 de cada 8 estadounidenses, ha ingresado en un período de control político por parte de los demócratas tan amplio, que los cada vez menos numerosos republicanos en la Legislatura corren peligro de convertirse en meros espectadores en el gobierno estatal.

El Partido Demócrata ocupa la gobernación y todos los demás cargos públicos en el estado. En las elecciones del 6 de noviembre ganaron aún más terreno, logrando al menos tres escaños en el Congreso, mientras se siguen contando los votos en otras dos contiendas electorales muy parejas. En un sorpresivo resultado, el demócrata Raul Ruiz, médico educado en Harvard que movilizó a una creciente población de votantes hispanos en el distrito, desplazó a la congresista republicana Mary Bono Mack, que ocupaba el escaño desde hacía mucho tiempo.

El partido también aseguró una súper mayoría en una, y posiblemente en ambas, cámaras en la Legislatura.

“Los líderes republicanos deben mirar a California y estremecerse”, asegura Steve Schmidt, quien manejó la campaña de John McCain en 2008 y fue el líder del equipo de la reelección del ex gobernador republicano Arnold Schwarzenegger en 2006. “El sistema bipartidario colapsó”.

El registro de votantes republicanos ha caído tan bajo -menos del 30%- que los futuros candidatos estatales del partido tendrán dificultades desde el comienzo.

Los republicanos que buscan una nueva dirección después de la derrota de Mitt Romney inevitablemente analizarán por qué el presidente Barack Obama obtuvo más del 70% del voto hispano y asiático, y 9 de 10 votos entre los negros, componentes esenciales de su victoria. Las mujeres también prefieron a Obama sobre Romney a nivel nacional y en California, donde su apoyo al presidente fue superior en 27 puntos porcentuales.

No hay lugar mejor para ser testigos de cómo los cambios demográficos han determinado las elecciones que en California, tierra natal de Richard Nixon y Ronald Reagan, que solamente una generación antes era un estado republicano seguro en las elecciones presidenciales.

Una oleada de inmigrantes transformó el estado y sus patrones de votación. La cantidad total de hispanos, negros y asiáticos ha superado a los blancos desde 1998 en California, y para 2020 se espera que solo la población hispana supere la de los blancos. Con respecto a los latinos, por ejemplo, las encuestas entre votantes muestran que han apoyado de manera abrumadora a los candidatos presidenciales demócratas durante décadas. Cambios similares están ocurriendo en todo el país.

“Hay cambios demográficos en el electorado estadounidense que vimos primero de manera significativa aquí en California, y los republicanos a nivel nacional no están reaccionando a esos cambios”, dijo Jim Brulte, ex líder republicano en el Senado de California.

“Romney atrajo de manera abrumadora el voto de los blancos; hace 20 años eso hubiera significado una victoria electoral arrolladora. En vez de ello, perdió por 2 millones de votos” en el estado, dijo Brulte.

Quizás ninguna parte del estado ilustra mejor cómo los republicanos perdieron terreno que el condado Orange, que antes era principalmente blanco, bastión del Partido Republicano donde la casa de veraneo de Nixon era conocida como la Casa Blanca del Oeste.

Hoy en día, los blancos son apenas un poco más que el 40% de la población, mientras que 2 de 20 residentes son asiáticos y 1 de 3 es hispano, según el censo.

En 1980, Jimmy Carter logró obtener aproximadamente un cuarto de los votos contra Reagan en el condado. Pero en 1996, con la diversificación en el condado, Bill Clinton obtuvo 38% de los votos, y el apoyo a Al Gore aumentó a 40% en 2000. Este año, Obama obtuvo 44% de los votos en el condado Orange, según conteos preliminares.

Romney “implentó una estrategia ganadora en 1980”, dijo Patrick James, profesor de la Universidad del Sur de California, en una declaración emitida por la universidad. “Si se analizan los datos demográficos y las proporciones de votos, la coalición Reagan no lograría una mayoría hoy”.

Celeste Greig, presidente de la conservadora Asamblea Republicana en California, dijo el viernes en un correo electrónico a partidarios que el partido necesitaba una renovación, que haga énfasis en Main Street sobre Wall Street.

“Tenemos que admitir que como partido en California, estamos desorganizados”, escribió.

Romney dejó de lado a California este año, estableciendo sus campos de batalla en estados como Ohio y Florida. Al obtener la mayor victoria electoral en Estados Unidos, los 55 votos electorales de California, Obama logró un margen de casi 21%. Los votantes también hicieron que la senadora demócrata Dianne Feinstein volviera a Washington por una victoria aplastante, después de que los republicanos presentaron una candidata prácticamente desconocida, Elizabeth Emken, una activista en defensa de autistas que nunca había ocupado un cargo público.

Los independientes superan a los republicanos en 13 distritos del congreso en California, una tendencia que los analistas anticipan que continuará.

California tenía más republicanos registrados en 1988 que los que tiene hoy, aunque la población ha aumentado en unos 10 millones. Sería necesario volver a ese año para encontrar a un candidato presidencial republicano que ganó en el estado, George H.W. Bush.

Sorprendentemente, los demócratas continuaron obteniendo ganancias en el estado, incluso en una época de cifras de desempleo de dos dígitos, en la que las encuestas muestran que los votantes están desconformes con Sacramento y Washington. Y las cosas podrían empeorar para el Partido Republicano. Los republicanos están detrás en otras dos contiendas electorales en el Congreso, en las aún continúa el conteo.

No es claro qué dirección tomarán los demócratas, que tienen vínculos cercanos con sindicatos de empleados públicos, con el peso adicional que tienen. Si logran la súper mayoría en ambas cámaras de la Legislatura, los demócratas pueden aprobar aumentos de impuestos y anular vetos del gobierno sin ningún apoyo republicano.

El estado carga una letanía de problemas, incluyendo una larga crisis presupuestal, enormes obligaciones sin financiación para pensiones públicas, aumentos de matrícula en las universidades de California y crecientes demandas de agua, viviendas asequibles y electricidad.

El gobernador Jerry Brown envió una nota de advertencia esta semana, diciendo que tenía intenciones de evitar excesos en los gastos.

No obstante, los demócratas creen que tienen la demografía del estado de su lado, con un mensaje atrayente para la población más joven y diversa.

Más de la mitad de los votantes jóvenes en el estado, de 18 a 39 años, son hispanos, según la encuesta independiente Field Poll. Treinta y cinco por ciento son asiáticos. Si se mira un salón de clases en el área de Los Ángeles, donde están los votantes del futuro, 3 de 4 niños son hispanos.

El Partido Republicano conserva bolsones de influencia en la región, incluyendo áreas rurales en el interior del estado.

Shawn Steel, miembro del Comité Nacional Republicano, ha estado presionando al partido para que sea más agresivo en el reclutamiento de asiáticos.

“No se trata solo de los latinos”, dice.

Schmidt dice que las dificultades del Partido Republicano con los hispanos comenzaron en 1994, cuando los votantes con el estímulo del gobernador republicano Pete Wilson promulgaron la Proposición 187, que prohibió a los inmigrantes ilegales usar atención médica, educación u otros servicios sociales.

La ley finalmente fue anulada, pero muchos hispanos quedaron resentidos, en una época en que la población latina estaba creciendo rápidamente y teniendo cada vez más importancia en las elecciones.

California “no es solo un estado grande, en cuanto a población, es también un estado que marca tendencias”, dijo Schmidt, estratega de relaciones públicas. “Podría ser un vistazo del futuro”.

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