Alzheimer: La costosa enfermedad del olvido

México (Notimex).- Desconocimiento de la enfermedad, escasas opciones de atención al paciente, cambio de hábitos y un golpe a los bolsillos, son algunas de las circunstancias a las que se enfrentan las familias con pacientes afectados por Alzheimer o algún otro tipo de demencia.

Javier Cacho Pérez padece esas situaciones desde hace poco más de siete años, cuando observó que algo raro pasaba con su esposa Laura, quien se caracterizaba por su invariable sonrisa, su actividad en el campo de la informática y en las labores del hogar, comenzó a deprimirse, confundirse y a olvidar cómo llegar a lugares que había frecuentado durante años.

Javier, entonces gerente de una empresa, inició con su esposa un recorrido por centros médicos y consultorios particulares sin encontrar respuestas sobre qué le ocurría a su compañera de vida de más de tres décadas.

Un año después el diagnóstico llegó: “Laurita”, como él la llama, padece un tipo de demencia caracterizada por disminuir el tamaño de las neuronas.

“Lo primero a lo que te enfrentas es a que te digan que tiene un problema demencial y no sabes de lo que te están hablando; además piensas que no es cierto, no en mi caso, porque mi esposa tenía 50 años”.

El siguiente paso para Javier, quien notaba un avance rápido de la enfermedad sobre su esposa, fue abandonar el puesto laboral en el que se encontraba y optar por un trabajo de medio tiempo que le permitiera pasar más horas con su esposa, situación que modificó sus ingresos.

“Una enfermedad así te cambia la vida radicalmente, tienes que dejar una gerencia en la cual recibías $10 y comenzar a ganar $2, aunque tus gastos sigan siendo de $14. Entonces, si tu haces una operación algebraica, vas a ver cómo me encuentro”.

Javier, quien decidió afrontar solo la situación, para no afectar la vida de sus hijos de 32 y 27 años, tampoco pudo encontrar con facilidad opciones para atender a Laura: “no encontraba nada en internet, pocas opciones encontraba en México y, si había, era en lugares muy alejados”.

Por fortuna, narra, encontró la Fundación Alzheimer “Alguien con Quien Contar”, una institución de asistencia privada que, asegura, ha brindado a su esposa una mejor calidad de vida a partir de las diversas terapias que ahí se realizan, y con ello la posibilidad de ejercer algunas de sus actividades.

En esa misma institución se encuentra la señora Concepción Paullada, diagnosticada desde hace más de seis años con la enfermedad de Alzheimer. Tiene 81 años y su hija, Concepción Lavalle, la lleva de lunes a viernes.

Lavalle Gutiérrez, quien radicaba en La Paz, Baja California, decidió encargarse del cuidado de su madre para lo que tuvo que emigrar con sus hijos a la Ciudad de México.

“Nos cambió la vida totalmente, debemos estar al pendiente de mi mamá las 24 horas del día, en lo económico, la compra de pañales y medicamentos es bastante caro; además hay que buscar a una persona que nos ayude, porque es realmente agotador estar uno solo con ella”.

Lavalle Gutiérrez decidió estudiar logoterapia y tanatología para mejorar el trato hacia su mamá y con las personas que la rodean, pues confesó que se ha llegado a estresar demasiado desde que la madre enfermó.

“Después de ver a una persona que toda su vida fue tan activa, autosuficiente y que se esmeraba por atender su casa comienza a depender de los demás es muy duro. El hecho de tampoco saber qué disparó la enfermedad es muy desconcertante, y peor es que tu madre no te reconozca como su hija”, agregó.

Javier Cacho y Concepción Lavalle coincidieron en lamentar el escaso apoyo que encuentran en instituciones de salud pública, además de la poca difusión de información sobre demencias.