Magia de ‘The Hobbit’ se crea en Nueva Zelanda (Fotos)
Weta, la compañía creada por el director Peter Jackson también diseño los efectos visuales de su nuevo filme 'The Hobbit'.
Llega una caja llena de sushi. Trabajadores vestidos con camisetas de neopreno o descalzos pasan ajetreados con delgadas laptops. Con pocos días de plazo, una intensidad animada llena las que una vez fueron destartaladas bodegas donde el estudio de efectos visuales de Peter Jackson se apresura a terminar la primera parte de la trilogía de The Hobbit.
El delirante ritmo en el estudio Weta Digital, cerca de Wellington, capital de Nueva Zelanda, durará hasta que los actores caminen por la alfombra roja el miércoles en el estreno mundial. Pero después de que The Hobbit: An Unexpected Journey llegue a los cines, el 14 de diciembre, hay más trabajo por hacer.
Weta Digital es la pieza central de un imperio cinematográfico que Jackson y cercanos colaboradores han construido en su natal Nueva Zelanda, cumpliendo su sueño de llevar una rebanada de Hollywood a Wellington. Es un taller que cuenta con todo para hacer películas importantes, no sólo para él, sino para otros éxitos como Avatar y The Avengers, y para producciones que se espera sean también hitos taquilleros, como Man of Steel que se estrena en 2013.
Con el tiempo, Jackson se volvió reconocido aquí, e incluso recibió un título de caballero. Su modesto comportamiento y desaliñada apariencia atraen claramente a los distintivos valores neozelandeses; sin embargo, su modestia no opaca su influencia. También ha atraído críticas en este recorrido.
El equipo 150 personas que trabajó en los efectos especiales de la trilogía de The Lord of the Rings hace una década ahora es de 1,100. Sin embargo, sólo un 5% de los que colaboran en Weta Digital son en realidad empleados, ya que el resto son contratistas. Muchos lo aceptan porque el trabajo en el cine es irregular pero paga bien. Pero los sindicatos opinan que los empleados carecen de las garantías laborales que existen casi en cualquier industria.
Al igual que muchos colegas, el director de Weta Digital, Joe Letteri, llegó a Nueva Zelanda en 2001 para trabajar dos años en la trilogía basada en la obra de J.R.R. Tolkien. El trabajo siguió llegando, así que compró una casa en Wellington y se asentó.
“La gente viene porque saben que es su oportunidad de hacer algo realmente grandioso y hacer que esté en la pantalla”, dijo Letteri en una entrevista reciente.
Jackson, quien no quiso ser entrevistado para esta historia, fundó Weta en 1993 con sus compañeros de la industria Jamie Selkirk y Richard Taylor. Nombrado así por un insecto neozelandés de gran tamaño, la empresa se dividió después en su brazo digital y en Weta Workshop, donde se fabrican utilería y disfraces.
Adorables homenajes a las manualidades están presentes en los siete edificios de Weta Digital localizados en el suburbio de Miramar. Hay carteles de películas viejas, utilería de esqueletos de dinosaurios y simios, y una pared con impresiones en látex de rostros de actores como Chris O’Donnell y Tom Cruise.
Su enorme centro de datos, con el poder informático de 30,000 computadoras portátiles, se asemeja a una planta procesadora de leche porque sólo la industria láctea en Nueva Zelanda sabe cómo construir sistemas de enfriamiento a tan enorme escala.
Poco del trabajo de Weta es visible. Los visitantes deben firmar acuerdos de confidencialidad y las áreas de trabajo están restringidas. La empresa es hermética sobre los proyectos por venir y sólo dice que Weta seguirá trabajando sólidamente los dos siguientes años, cuando se estrenarán las dos secuelas del Hobbit.
La mano de obra ha cambiado de una mayoría de estadounidenses a un 60% de neozelandeses. La única habilidad que se necesita, dice Letteri, es la de utilizar una computadora como herramienta.
Más allá de la creatividad como cineasta, Jackson también ha demostrado ser un hábil empresario, indica Letteri. El gobierno calcula que las grandes producciones contribuyen con $560 millones anuales a la economía de Nueva Zelanda.