‘Graduación celestial’

En una ceremonia emotiva en la que predominaron las anécdotas, la risa, el llanto y la música, una multitud de admiradores despidió ayer a la Diva de la Banda, Jenni Rivera.

“Es un honor para mí ser la madre de Jenni Rivera”, dijo su madre Rosa Rivera durante el servicio en el Anfiteatro Gibson en el que se celebró la vida tanto artística como personal de la artista.

La Graduación a la Vida fue una ofrenda de sus familiares y amigos hacia una persona que, dijeron, marcó sus vidas en forma positiva.

“Mi hija decía que yo era fuerte y todavía la escucho diciéndome lo fuerte que soy”, añadió, visiblemente emocionada frente al féretro de color rojo brillante que ostentaba algunas mariposas azules, como alegoría a la canción compuesta por ella La Mariposa del Barrio.

El anfiteatro estuvo colmado de admiradores que desde tempranas horas de la mañana se acercaron al lugar. desde distintas partes de Los Ángeles e incluso ciudades del desierto y el sur de California. Muchos de ellos llevaban una rosa blanca o portaban carteles en los que se podía leer frases como “Te Queremos Jenni”.

Durante la ceremonia la música de banda estuvo animando al público. El cantautor Juan Sebastián interpretó la canción Más allá del sol, mientras que Olga Tañón y Ana Gabriel interpretaron ¡Ya Basta! y Paloma Negra, respectivamente. Pedro Rivera, padre de Jenni, también cantó un corrido en honor a su hija en el que destacó su ejemplo de la mujer mexicana que a pesar de la pobreza supo levantarse de la nada. “Tu alegría, tu sonrisa, tu carinño para todo el público nunca se olvidará”, dijo el mayor de los Rivera, poco antes de comenzar a cantar.

En el servicio, en el que se celebraron los logros de Jenni Rivera, todos coincidieron que fue una mujer luchadora que no se detenía frente a los obstáculos. “Mi madre era una mujer que no se daba por vencida. Era inquebrantable en todos los aspectos de la vida”, dijo su hija Janneys “Chiquis” Marin.

Todos los hijos de Jenni Rivera se acercaron al féretro para hablar sobre las enseñanzas que les había dejado su madre. Pero el que más conmovió al público fue Johnny Ángel López, el hijo menor de la Diva, de tan solo 11 años de edad. “Aunque solo viví once años de mi corta vida con mi madre, ella trató de hacer lo mejor en esos once años. Ella obtuvo muchos logros para todos su hijos”, dijo el pequeño Johnny, quien tenía que hacer pausas para poder hablar, debido a la tristeza que lo embargaba.

Con el ánimo del público, que aplaudía y le gritaban palabras de aliento, el jovencito prosiguió con su mensaje. “Para muchos de ustedes ella es la mejor mujer de negocios, actriz, lo mejor en todo. Para mi es la madre más genial que cualquiera pudiera tener”.

Al final del servicio, en el que abundó una lluvia de confeti que cayó al escenario, el pastor Pedro Rivera hijo pidió a los presentes que portaban rosas blancas que se acercaran al escenario para dejarlos al pie del féretro de Rivera.

A las 6 de la tarde llegó la carroza fúnebre hasta el cementerio All Souls de Long Beach, donde la familia pidió privacidad para su duelo.

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