Matanza presiona a Obama
La Casa Blanca debe combatir el libertinaje en el comercio y manejo de armas de fuego
Actitudes
Todo indica que la aterradora masacre de Newtown, Connecticut, en donde fueron asesinados 27 inocentes, entre ellos 20 niños, pondrá un alto a la venta y uso indiscriminado de armas de fuego.
Ni la matanza en un cine de Aurora, Colorado, ni la de Tucson, Arizona, como tampoco la ocurrida en la Universidad de Virginia Tech, en donde murieron 32 personas, lograron la movilización por los hechos de la antes apacible escuela primaria Sandy Hook.
La sociedad norteamericana, con sus temerarias excepciones, se volcó solidaria para condenar la dolorosísima tragedia y para exigir a las autoridades una solución a estos exterminios humanos inexplicables y cada vez más frecuentes.
Es inaceptable que en el país más desarrollado del orbe, en donde la seguridad y la libertad son sagradas, sean asesinadas doce niñas y ocho niñas— de seis y siete años de edad—, por un mozalbete que fue entrenado por su propia madre para manejar pistolas y rifles de asalto.
El presidente Barack Obama se vio obligado a tomar acciones, al principio titubeantes, con miras a establecer controles rigurosos y efectivos en el uso de las armas, especialmente las de alto poder.
Como sabemos en Estados Unidos basta tener 21 años de edad y una identificación oficial para adquirir prácticamente cualquier tipo de arma, incluso a través de portales de internet que las venden y distribuyen como si fueran juguetes o muebles para el hogar.
La famosa Segunda Enmienda constitucional que consigna el derecho de los norteamericanos a portar y usar armas, ha sido utilizada abusivamente por los esta industria y en especial por la National Rifle Association (NRA).
La pelea en el Congreso y en altos sectores económicos será dura y prolongada. Es probable que Obama logre imponer nuevas reglas, pero francamente no creemos que utilice todo su capital político para iniciar una cruzada profunda ante los fuertes intereses que esconde la industria armamentista.
Hay otros factores claves que se repiten en estas tragedias y que también deberán enfrentarse. Uno de ellas se refiere al descuido de los padres en la supervisión de sus hijos. La mayoría de estas matanzas son protagonizadas por jóvenes desequilibrados y desatendidos, producto de familias disfuncionales y padres divorciados. En el caso de Lanza no se entiende como la madre le permitió el uso y acceso a las armas y rifles de alto poder.
Un elemento más tiene que ver con la excesiva publicidad que los medios ofrecen a estos asesinos lo que los motiva a cometer tan graves crímenes con tal de salir del anonimato.
Por el bien de la sociedad norteamericana y también la mexicana, el gobierno de Obama tendrá que entrarle al toro y concretar muy pronto una solución al libertinaje en el comercio y manejo de armas de fuego.