Pete Gallego regresa a Washington
Su prioridad es fortalecer los pequeños negocios
WASHINGTON, D.C. Hace 30 años, Pete Gallego llegó a Washington. Lo hizo buscando trabajo como pasante en el Congreso. Ahora regresó para juramentar como el nuevo representante del distrito 23 de Texas.
Muchos dirían que son “las vueltas que da la vida”. Pero en el caso de Gallego, el hecho de ser un representante federal, se explica a punta de puro esfuerzo. Desde que lavó platos y sirvió mesas en el restaurante de sus padres, durante su adolescencia, hasta los tres trabajos que sostuvo, paralelos a sus estudios universitarios.
“Este es un sueño muy grande para mí. Hace 30 años fui pasante en la oficina del congresista Tom Loeffler. Luego conseguí otro trabajo con otro grupo llamado The Washington Workshops”, cuenta a La Opinión.
“No conocía a nadie, pero sabía que quería trabajar aquí. Llamaba a mis papás cada sábado y les contaba que lo que veían en la televisión…. esas personas, yo las podía ver caminando desde sus oficinas. Eso nunca se me ha olvidado.
Gallego enfrentó una campaña complicada, donde logró lo que muchos creían imposible, destronar al recién elegido congresista Francisco “Quico” Canseco. “Uno espera que el camino sea cuesta arriba, pero fue más difícil para mi esposa y mi hijo, que tiene ocho años. Tratamos de protegerlo un poco, pero no se pudo completamente. Vio un comercial en televisión. Sabiendo que no es verdad y que dicen tantas cosas de uno. Pero así es la política. Es algo que me gustaría cambiar”, recuerda.
Al hablar de su distrito, el nuevo legislador, lo describe con entusiasmo, sobre todo por su diversidad geográfica y poblacional. “Tiene cerca de 1290 kilómetros de frontera, es el distrito más grande de Texas. Abarca desde El Paso a San Antonio. Pueblos grandes y muy pequeños. Como Valentine que tiene 200 habitantes en todo el pueblo. Hay parques nacionales y estatales. Conozco cada condado”, dice.
Debido a su historia familiar, donde creció trabajando en el restaurante de su padres, al igual que sus hermanas, Gallego valora mucho la capacidad de emprendimiento y enfatiza la necesidad de respaldar los pequeños negocios, como una de sus prioridades legislativas.
Aunque reconoce que la seguridad fronteriza es un tema importante a nivel local y nacional, Gallego insiste en que se debe tratar con mucha diplomacia y evitar exageraciones innecesarias.
“Es relevante, pero también debemos reconocer la relevancia de nuestra relación con México. Hemos sido socios. Tenemos familia en el otro lado. Si vas a cualquier condado, verás que el negocio del lado americano, depende del mexicano y viceversa. En Washington no se dan cuenta de eso y se discuten cosas que no ayudan a la relación entre ambos países”, explica.
Ya instalado en su oficina, en el edificio Cannon, Gallego parece estar cómodo. A diferencia de otros legisladores, para él, los laberintos del Capitolio son conocidos. Ahora el desafío es trabajar para quedarse.