Dan emotivo último adiós a Noé Hernández
El medallista olímpico mexicano, Noé Hernández, ya descansa en el panteón de Todos los Santos, en Chimalhuacán
MÉXICO.- Una escolta de 15 motociclistas se abre paso ante aquella multitud que se aferra a la incredulidad. De saber que su ídolo, que hace 13 años hizo vibrar a México con la medalla de plata en Sydney 2000, ahora está por irse para siempre, no hay nada que calme esa sensación del adiós eterno.
La gente se posó ante el féretro con los restos del medallista olímpico, que a petición de su familia, se va con aquel uniforme que lo inmortalizó, cuando cruzó la meta al final de los 20 kilómetros de caminata y que ahora lo cobija para siempre. La bandera de México se va también con él.
El panteón Todos los Santos, ubicado en el barrio de Xochiaca, en el municipio mexiquense de Chimalhuacán, está a la espera de ver partir al famoso “Chivo”, ante miradas tristes y momentos de recuerdo que poco a poco acorta el tiempo de la despedida.
Entre esos ojos tristes, están la de los también medallistas olímpicos Joaquín Rocha y desde luego Víctor Estrada, quienes compartieron risas, esfuerzo y dolor con Noé Hernández, quien siempre tuvo el momento de saber esperar y compartir anécdotas con ambos en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM).
“Fuiste un guerrero”, reza una manta ante el desolador panorama del camposanto. Al tiempo que su familia se abraza y su mirada se cristaliza ante la espera del último llamado, del tramo final, al que tal vez Noé Hernández, no quería llegar.
Si por la mañana en la explanada municipal de la cuna del medallista olímpico, la gente, su gente no dejó de aplaudir, en el momento más triste aún parece detenerse en el panteón, porque se va un campeón para jamás volver y sólo permanecer en el recuerdo.
Y tal como su esposa Vianey Pedraza lo dijo apenas la víspera, en el COM, durante el histórico y solemne homenaje que se le hizo a Noé, “fue una luz de la caminata” y así poco a poco esa luz se apagó por una espesa masa de tierra que cubrió el féretro y con un “Adiós Noé, te vamos a extrañar”.