La moda salta de la pasarela al cine
El cine y la moda siempre han tenido una estrecha unión.
MADRID, España.— La simbiosis entre la moda y el cine no acaba en la alfombra roja.
La historia del séptimo arte está plagada de saltos de la pasarela a la gran pantalla como los que protagonizan Prada, que vestirá al Great Gatsby del director australiano Baz Luhrmann, o David Delfín, que ha ideado parte del vestuario de la nueva cinta del cineasta español Pedro Almodóvar.
La polifacética Miuccia Prada no se ha resistido a colaborar con Luhrmann (Moulin Rouge) en su nuevo y colorido proyecto, con el que reinterpreta el clásico de la literatura norteamericana, para el que ha diseñado medio centenar de vestidos de noche y de coctel inspirados en distintas colecciones de Miu Miu y Prada.
Luhrmann y Prada comparten la fascinación por encontrar nuevas maneras de transmitir las referencias clásicas, una potente combinación de lenguajes que podrá verse en lo cines a partir de mayo próximo con un reparto encabezado por Leonardo Di Caprio, Carey Mulligan y Tobey Maguire.
Poco antes, la cartelera europea contará con otro peculiar salto de la pasarela a la gran pantalla con el nuevo proyecto cinematográfico de Pedro Almodóvar y Los amantes pasajeros, ya que el realizador español ha recurrido al ecléctico David Delfín para diseñar los uniformes de la tripulación del avión en el que se desarrolla su vuelta a la comedia disparatada.
El resultado es sutil pero lleva el inconfundible sello del diseñador malagueño, una camisa en tono azul y un pantalón a juego rematado en dos colores (rojo y blanco), un juego de colores que ya pudo verse en la última pasarela de Delfín para la Madrid Fashion Week, y que en esta ocasión viste a los actores Javier Cámara o Antonio de la Torre.
Pero estos dos recientes casos no son únicos, la historia del cine cuenta con numerosas y fructíferas colaboraciones entre diseñadores y cineastas, que han ayudado a la categoría de vestuario a ganar caché frente al resto de austeras y habitualmente minusvaloradas categorías técnicas.
Uno de los diseñadores más prolíficos en colaboraciones con la gran pantalla ha sido Jean Paul-Gaultier; el inclasificable diseñador ha compartido con Almodóvar amistad y trabajo (Kika y La piel que habito), aunque su incursión más reconocidas fue la vestimenta que realizó para la futurista The Fifth Element, del francés Luc Besson, en la que pudo dar rienda suelta a su imaginación.
El nombre del excéntrico Karl Lagerfeld también tiene el honor de aparecer en los títulos de crédito de filmes clásicos como The Babette’s Feast, y en títulos más contemporáneos como Tacones lejanos, donde se encargó de los trajes de Victoria Abril, bajo el paraguas de la marca Chanel.
Pero mucho antes, durante la etapa dorada de Hollywood, el histórico Hubert de Givenchy rubricó junto a la actriz Audrey Hepburn una de las colaboraciones más duraderas en el tiempo.
Varias generaciones tienen grabadas en la retina el vestido negro que la actriz llevó en Breakfast at Tiffany’s diseñado por el francés, resultante de una colaboración que se extendió a Sabrina, Charade o When It Sizzles.
Hepburn le convirtió en su modisto de cabecera, sentando las bases de una tendencia sobria y elegante que la auparon como icono hasta nuestros días.
Pero este no ha sido el único de los diseñadores históricos que quiso dar el salto a la gran pantalla, la pasión por el cine de Christian Dior le llevó a colaborar en numerosos proyecto cinematográficos y hasta a ganar un Oscar (1953) por sus diseños para Estación Termini, de Vittorio de Sica.
Aunque es en el ejemplo de Pierre Balmain, donde mejor se puede leer la poderosa relación entre cine y moda. Su pasión por el cine le llevó a confeccionar el vestuario de una veintena de filmes, como The Millionairess, con Sofía Loren, y muchas otras producciones de Broadway.
Un cuarto de siglo después de su muerte, en la ceremonia de los Oscar de 2007, la alfombra roja de estos premios volvió a ver desfilar uno de sus diseños enfundado en el cuerpo de Penélope Cruz. Un vestido drapeado en blanco roto de más de sesenta años, que esa noche subió a recoger la primera estatuilla de la actriz.