Los malditos incentivos

Se necesitan incentivos, como la cárcel, para motivar la honradez entre los políticos

México

¿Por qué es tan difícil cambiar la cultura política del país? Gracias a la apertura en los medios de comunicación, y nuevas tendencias en transparentar la información gubernamental nos ha permitido observar horrorizados en que muchedumbres se desenvuelve estas extrañas criaturas que tratan de gobernar México.

De hecho, deberíamos de otorgar el “Orden del Aguila” a los creadores de Twitter, Youtube y Facebook en reconocimiento de los extraordinarios servicios que ha prestado estas redes sociales en tratar de fortalecer la democracia mexicana. Gracias a estas plataformas cibernéticas, estamos inundados de fotos y vídeos de nuestros honorables políticos y funcionarios llevando a cabo todo tipo de ilegalidades, todo un “reality show” de corruptelas. Además podemos atestiguar con más detalle la falta de liderazgo que existe en nuestra clase política.

¿Usted se puede imaginar que le sucedería a un CEO si se publicara fotos de él o ella empacando una maleta de dinero o exigiendo pago por cometer un fraude en contra de la empresa? ¿O cómo reaccionaría los accionistas si vieran se transmitiera un vídeo de un alto directivo exigiéndole favores sexuales a sus subalternos? En la mayoría de los casos estos individuos estarían siendo escoltados por seguridad a la puerta de salida de la empresa.

En el caso de la “Empresa México” el balconear las porquerías no es suficiente para despedir. El hecho de que todo el mundo pueda ver fotos de los yates y carros de lujo que compraste a “Junior” con el erario público no es suficiente para terminar con la carrera política en México. Al contrario, parecería que eso te garantiza que te den fuero.

Entonces, si el transparentar no es suficiente, ¿el golpear los bolsillos de los corruptos y de los ineptos debería de ser un buen incentivo a portarse bien?

Pues en este México Mágico no es el caso.

Más allá del debate que hay alrededor de la decisión del Instituto Federal Electoral de que el PRI y el PAN no rebasaron los topes de campaña y el posponer la decisión sobre el PRD a julio, tampoco crean que una multimillonaria multa cambiaría la forma de actuar de los partidos.

A pesar de todas las críticas y quejas que puede existir en contra del IFE, también es la institución con un récord planetario de multar partidos por corruptelas en los procesos electorales. Como olvidar los mil millones de pesos que tuvo que pagar en el 2003 el PRI por el Pemexgate o los 540 millones de pesos que tuvo que desembolsar el PAN-PVEM por Amigos de Fox, ni hablar de las recientes decisiones que ha hecho el IFE a la luz de las y otras decenas de sanciones que se han acumulado y pese a esas sanciones los partidos no mejoran su comportamiento.

Hay que entender una cosa, las multas no afectan directamente a los individuos detrás de estas campañas porque el dinero que pagan viene del erario público, o sea de nuestros impuestos. Ahora, los gobernadores y presidentes municipales están exigiendo que el Gobierno Federal los rescate de abismo de deudas que se han acumulado. ¿Se pueden imaginar que sucedería en los siguientes años? Ningún gobernante de ahora en adelante se preocuparía por pagar sus deudas y se dedicarían a gastar o robar con completa impunidad. ¿Para qué exigir que se paguen más impuestos y enfrentar la ira de los ciudadanos, si Papa Gobierno Federal los rescatará?

No es solamente un problema de impunidad y la necesidad de castigos ejemplares. Lo que se necesita son incentivos para que la clase política cambie su forma de comportar y que sea más responsable.

O sea, enviarlos a la cárcel. No hay nada como perder la libertad para cambiar el comportamiento de una persona. Pero en este México mágico, los procesos penales han sido una arma más para las persecuciones políticas. Por lo menos eso parecería cuando uno analiza casos del sexenio pasado.

Entonces una de las tareas pendientes del Presidente Peña Nieto, será perseguir políticos irresponsables y corruptos de todos los colores y sabores, incluyendo uno que otro jurásico de su partido.

Cuando se dice “que México se está colombianizando” tiene un tono despectivo. Pero en el caso de Colombia, cien legisladores o antiguos legisladores fueron penalmente por vínculos con los paramilitares y, de ellos, 30 fueron sentenciados a prisión. ¿Se imagina usted un legislador mexicano purgando tiempo en la cárcel? No estaría mal que nos “colombiarizaramos” aunque sea un poquito.

Ana María Salazar es periodista mexicana. http://www.anamariasalazar.com

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