Diputados no leyeron Reforma en Telecomunicaciones en México
Aprobaron la ley 414 legisladores que nunca examinaron en su totalidad el proyecto antes de votar, muy probablemente porque nunca tuvieron oportunidad
Ciudad de México – La aprobación de la Reforma en Telecomunicaciones en la Cámara de Diputados dejó al descubierto una práctica legislativa común, pero no por ello poco dañina. Develó el fenómeno de los diputados levantamanos, que según lo observado en esta trascendental votación, estaría conformado por el 98 por ciento de los integrantes del pleno de San Lázaro.
A diferencia de la discusión de otras reformas, donde los integrantes de la comisión legislativa debaten los anteproyectos a su cargo y después son entregados al pleno, en el caso de la Reforma en Telecomunicaciones se observó que el grueso de los integrantes de la Comisión de Puntos Constitucionales fue desplazado de su labor deliberativa.
Incluso, en la sesión ordinaria del jueves 21 de marzo, aprobaron la Reforma en Telecom 414 diputados que nunca leyeron en su totalidad el proyecto, muy probablemente porque nunca tuvieron oportunidad, ya que los puntos medulares del documento fueron terminados de redactar apenas unos minutos antes de que se votaran.
Esa noche, la Diputada del Partido del Trabajo, Lilia Aguilar, evidenció que el dictamen había sido redactado por menos por 10 legisladores y que los restantes 472 presentes, sólo se limitaron a levantar la mano para aprobar el dictamen ya consensuado por el reducido grupo.
“(Los coordinadores y “agitadores” políticos y económicos que visitaron la Cámara ese día) tuvieron el privilegio de legislar esta reforma más allá de lo que podemos decir el 98 por ciento de los legisladores que estamos en esta Cámara, porque les aseguro, compañeros diputados, que muchos de nosotros nos enteramos de las adecuaciones pequeñas que venían en el dictamen cuando se nos entregó la Gaceta y me atrevería a decir que no más de 10 diputados lo conocían”, acusó la legisladora por Chihuahua.
Previamente, durante nueve horas, los diputados hicieron tiempo para mantener viva la sesión ordinaria, en espera de que los coordinadores parlamentarios y un selecto grupo de legisladores, terminaran de negociar, acordar y redactar el proyecto de decreto de la Reforma en Telecom. El cual, una vez que estuvo planchado, pasó al pleno sólo para su votación.
Esta situación fue evidenciada en su abrumadora dimensión, cuando subió a tribuna el Diputado panista Víctor Fuentes Solís. Minutos antes de las ocho de la noche, el legislador por Nuevo León fue llamado por la presidenta en funciones de la Cámara para presentar una de las 43 iniciativas que se expusieron en la maratónica sesión de ese jueves.
“Gracias, presidenta –dijo el aludido en tribuna-. Antes que nada quiero comentarles y reconocer que no estaba del todo preparado para presentar esta iniciativa, pero de una manera muy institucionalmente me mandaron a hacer tiempo, y con mucho gusto lo voy a realizar. Es una iniciativa que versa en darle facultades a esta Cámara para poder legislar en tema de vivienda”.
Dicho esto, Víctor Fuentes Solís continúo con la lectura de su discurso no preparado.
La cascada de iniciativas provocó el enojo de algunos diputados de izquierda, cansados de la comedia que se realizaba en la máxima tribuna del país.
“Es una vergüenza. Esta Cámara de Diputados se está convirtiendo en la oficialía de partes más cara del mundo y no puede ser que una vez que se han cumplido las horas para que la Comisión de Puntos Constitucionales ponga sobre la mesa el dictamen, que además 320 diputados firmaron sin leer, ahora resulta que lo que firmaron fue una vacilada porque resulta que no hay acuerdos”, acusó el legislador de Movimiento Ciudadano, Gerardo Villanueva.
Con el mismo procedimiento, en este periodo se han presentado diversas reformas de gran calado, como lo fueron la laboral, la educativa, en materia de amparo y de fuero constitucional. Las cuales fueron avaladas por una mayoría de legisladores que no objetan ni debaten en tribuna sus puntos de vista.
El mismo fenómeno se observa año con año, durante la aprobación de la Ley de Ingresos y del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación. Un puñado de legisladores determinan el documento final que se sube al pleno simplemente para su aprobación.
Esta forma usual de trabajo legislativo fue justificada por la Diputada del Partido Verde, Ruth Zavaleta, quien fuera presidenta de la Cámara de Diputados en 2007, durante la LX legislatura, bajo las siglas del PRD. La legisladora indicó que no es la mejor manera de trabajar, pero a veces es necesaria porque no se puede socializar la información entre todos los integrantes del Congreso.
Entrevistado durante la discusión de telecom, el Diputado perredista Fernando Zárate, reconoció que no es lo ideal la técnica legislativa de que unos cuantos negocien reformas mientras que los demás sólo las aprueban. Sin embargo, consideró que este método agiliza el avance de los temas atorados en las mesas de análisis.
“El voto implica legislar, estamos siendo eficientes, estamos cambiando el paradigma que es un Congreso torpe, lento, burocrático a un Congreso eficiente, me parece que de las dos opciones, los ciudadanos deben estar contentos y orgullosos que hay cinco reformas estructurales que hoy avanzaron”, indicó el legislador.
No obstante, el trabajo que realizan diputados y senadores dista mucho de ser eficiente como aseveró el perredista Fernando Zárate.
CARO, OPACO Y LENTO
En su cuarto informe legislativo, la firma especializada Integralia, calificó el trabajo de diputados y senadores como caro, opaco, inexperto y lento.
La novatez de algunos legisladores podría explicar, más no justificar, el fenómeno de levantamanos que experimentan ambas cámaras.
En su reporte, Integralia informó que ocho de cada 10 diputados carecen de experiencia legislativa previa a nivel federal. Es decir, 403 de 500 no había despachado nunca desde la sede de San Lázaro.
En el mismo sentido, 47 de los 128 senadores no se ha desempeñado anteriormente como legislador federal. Esto representa el 37 por ciento de los integrantes de la Cámara Alta.
Otro dato relevante, es que no todos los legisladores que asisten a las sesiones del pleno participan de forma activa en las votaciones. Existe una diferencia de 12% entre el porcentaje de presencia individual en las sesiones y la participación en votaciones en el Senado y de 8% en la Cámara de Diputados.
Si su trabajo es incompleto en las sesiones ordinarias, donde se supone que se debaten, y eventualmente, aprueban todas las iniciativas legislativas, ¿qué podría esperarse del trabajo en las comisiones legislativas?
En este rubro, Integralia se enfrentó al problema de la opacidad. Hasta el 19 de marzo, de un total de 56 comisiones ordinarias en San Lázaro, sólo ocho habían publicado las actas de asistencia de sus reuniones correspondientes, por lo que se carece de información oportuna para evaluar el funcionamiento de los legisladores al interior de los órganos legislativos. El fenómeno se repite en el Senado de la República.
Tales carencias no corresponden al costo que significa para los mexicanos su Poder Legislativo. Según Integralia, el Congreso mexicano ocupa es el quinto con mayor presupuesto en el mundo. En 2010 tuvo un costo de más de 8 mil 800 millones de pesos.
Únicamente fue superado por los congresos de Estados Unidos, Brasil, Nigeria y Japón.