Terror en Boston
Siembran explosivos cerca de la meta de uno de los maratones de mayor prestigio en el mundo; hay tres muertos y más de un centenar de heridos
BOSTON, Massachusetts. Dos bombas estallaron el lunes en calles congregadas cerca de la línea de meta del Maratón de Boston, causando la muerte de tres personas y dejando heridas a más de cien en una aterradora escena de vidrios rotos, nubes de humo, pavimento manchado de sangre y extremidades desprendidas, informó la Policía de Boston.
Entre los muertos está un menor de 8 años de edad, quien hasta ayer no había sido identificado. De los lesiondos, 14 se encontraban en estado crítico.
Una tercera explosión sacudió la biblioteca John F. Kennedy a varios kilómetros (millas) de distancia y más de una hora después de las primeras detonaciones, pero no se reportaron heridos en este incidente, dijo el jefe de la Policía, Edward Davis.
Un funcionario de alto rango de inteligencia de Estados Unidos indicó que otros dos dispositivos explosivos fueron encontrados cerca de la meta del maratón. El funcionario habló a condición de mantener el anonimato debido a que no estaba autorizado a revelar públicamente información al respecto.
Las autoridades no han hecho declaraciones sobre el motivo o quién habría perpetrado el ataque en uno de los maratones de mayor prestigio en el mundo, y el gobierno en Washington señaló que aún ningún grupo ha asumido la responsabilidad de las explosiones.
En un breve mensaje a los estadounidenses, el presidente, Barack Obama, indicó que las autoridades desconocen todavía quién o quiénes están detrás de las explosiones que han conmocionado al país.
“Aún no sabemos quién hizo esto ni por qué”, afirmó el presidente, pero se llegará “al fondo” de la investigación, garantizó.
“Descubriremos quién lo hizo, sabremos por qué lo hicieron. Cualquier individuo responsable, cualquier grupo responsable sentirá todo el peso de la justicia”, agregó el presidente.
Aunque sin darle ese nombre, las fuerzas de seguridad tratan lo sucedido como un ataque terrorista coordinado, de origen interior o exterior.
Obama afirmó que se ha puesto en contacto con el director del FBI, Robert Mueller, y la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, a fin de movilizar “los recursos necesarios para investigar y responder” a la emergencia.
Las explosiones en la competencia sucedieron casi de manera simultánea y aproximadamente a 91.4 metros (100 yardas) de distancia una de la otra, causando desprendimiento de extremidades de varias personas, derribando a los espectadores y al menos a un corredor, destrozando ventanas y generando nubes de humo sobre las calles.
“Empezaron a trasladar a personas sin extremidades”, dijo Tim Davey, de Richmond, Virginia. Davey agregó que él y su esposa, Lisa, trataron de evitar que sus hijos atestiguaran la sangrienta escena, pero “ellos vieron mucho”.
El, dijo que las autoridades no están seguras de que la tercera explosión esté relacionada con las anteriores, pero están tratando el caso como si lo estuviera.
Uno de los corredores, un policía estatal de Rhode Island, dijo que las explosiones causaron que decenas de personas perdieran extremidades.
Tras los estallidos, las autoridades entraron en la ruta para sacar a los heridos, mientras que los rezagados en la carrera de 42 kilómetros (26 millas) fueron redirigidos lejos de la zona.
Competidores y voluntarios gritaban al alejarse del caos. Espectadores ensangrentados eran llevados a una tienda médica que había sido establecida para lidiar con corredores agotados.
“Hay personas muy ensangrentadas”, dijo Laura McLean, una corredora de Toronto que estaba en la tienda médica recibiendo atención por deshidratación cuando fue desalojada para dar cabida a las víctimas de las explosiones. “Los estaban llevando a la tienda médica”.
Unas dos horas después de que los ganadores cruzaran la meta, hubo una fuerte explosión en la parte norte de la calle Boylston, poco antes del lugar de las fotos que demarca la línea de meta. Otra explosión pudo escucharse unos cuantos segundos después.
Un policía de Boston fue sacado del lugar en silla de ruedas con una herida sangrante en la pierna.
“Hay muchas personas heridas”, dijo un hombre, cuyo número 17528 le identificaba como el corredor Frank Deruyter, de Carolina del Norte. El hombre no estaba herido, pero trabajadores del maratón llevaban a una mujer, que no parecía ser una corredora, con la pierna ensangrentada a un área médica mientras salía sangre de su pierna.
Hubo humo que se elevó desde el lugar de las explosiones, y se desplazó entre las banderas que flanquean la ruta de uno de los maratones más antiguos y prestigiosos del mundo.
Imágenes de video tomadas desde helicópteros mostraban manchas de sangre en el pavimento de la popular zona turística y comercial conocida como Back Bay.
Cherie Falgoust esperaba a su esposo, quien competía en el maratón. “Estaba esperando a mi esposo en cualquier momento”, dijo. “No sé qué es este edificio… sólo explotó. Se oyó un gran estallido y luego había vidrios en todas partes. Algo en mi cabeza. No sé qué era. Nada más me agaché”.
Los corredores que no habían terminado la carrera fueron desviados por la Avenida Commonwealth hacia una zona de reunión familiar, de acuerdo con un plan de emergencia que se implementó.