Nonagenarias de El Bronx revelan sus secretos
Ninguna de las entrevistadas come mucho y algunas de ellas nunca fumaron ni ingirieron alcohol
NUEVA YORK — Comer de todo, pero en pequeñas porciones y llevar una vida tranquila, figuran entre los secretos para alcanzar una larga vida que compartieron varias ancianas de más de 90 años, durante el evento Celebrando a los Centenarios con que abrió la Semana de El Bronx 2013.
La puertorriqueña Luisa Ferrer tiene 95 años pero a quien le pregunta la edad ella le responde, de broma, que tiene 62, “porque me siento joven”.
“Todo cambia en la vida”, dice la jovial anciana, y de todos los cambios que ella ha visto en sus largos años de existencia, el que ella más lamenta es el del baile. “Antes, el baile era diferente, era más lento, ahora es demasiado rápido, pero igual me gusta bailar salsa y merengue”, señaló.
Cuando le preguntan cuál es el secreto de su longevidad, ella responde: “Ojalá pudiera saberlo”, se echa a reír y, más seria, indica: “Llevar una vida tranquila”.
“A mí me gusta planchar, lavar, y el tejido; yo tejo de todo: medias, gorros, abrigos, y me busco un dinerito con ello”, dijo Ferrer, soltando una risita. Ferrer llegó a los 12 años a Nueva York de su natal San Juan, tuvo dos hijos y se desempeño toda su vida como ama de casa.
Sobre la comida, la anciana dijo que come de todo, pero poco.
Lo mismo dijo Felicia Rivera, de 93 años, una ecuatoriana que considera que tener una larga vida no entraña ningún secreto.
“Lo único es recibir la vejez con el agrado más grande, porque es un regalo de Dios”, dijo Rivera, quien llegó a Nueva York a los 40 años, se casó y tiene seis hijos “e incontables nietos y bisnietos”.
“Yo vivo sola y los domingos mis hijos y nietos me visitan y eso me hace feliz”, dijo Rivera. Su comida favorita: los frijoles y la carne asada.
“Nunca he fumado pero me gusta el café”, señaló Rivera, quien se ganaba la vida como modista en una fábrica de Manhattan.
La puertorriqueña Elsa Acevedo, también de 93 años, tampoco ha fumado ni bebido alcohol en toda su vida. Su secreto para una larga vida es “comer poco”.
“Me encanta el arroz con carne y habichuela, pero desde niña nunca me he comido el plato completo”, dijo Acevedo, quien trabajó como bordadora en una fábrica de ropa.
La anciana asegura que una larga vida va acompañada del respeto familiar.
“Antes, los jóvenes respetaban y obedecían a sus padres, había respeto en el hogar; pero ahora la juventud hace lo que le da la gana, hay poco respeto, y eso hace perder a los jóvenes”, lamentó Acevedo.