¿Se encaminan los Knicks a otro desastre?
Aunque la entrada al ruedo de Amar’e Stoudemire le había dado un poco de esperanza a este decaído sistema, las noticias son pocas alentadoras. Todavía no hay que tirar la toalla, pero las enfermedades afloran en estos momentos, cuando más duelen. J.R. Smith, Kenyon Martin, Iman Shumpert y quién sabe si otros que no se quejan, no puedan más.
Smith, quien con su inconsistencia en la cancha no ha hecho honor a su premio de mejor sexto hombre, durante las dos derrotas anteriores puso a su club cerca de la pared y ahora tiene dolencias físicas. Por otro lado, Martin, una esperanza en la larga espera por Amar’e, también se siente indispuesto, mientras que Shumpert tiene dolores en su pierna izquierda.
El ‘hospital’ comienza a llenarse en el club de la Gran Manzana, mientras las dos derrotas seguidas en los tres primeros juegos siguen pesando en el quinteto del mentor Mike Woodson, al grado de que ya no hay camas para tanta gente.
Además es notable la inconsistencia de su mejor jugador. Carmelo Anthony no ha estado en su mejor forma. En instantes se le ve inconforme dentro del tabloncillo, debido a su debilitado y enfermizo hombro. Sin embargo, hay que ponerse el traje de Woodson para darse cuenta que a este entrenador cada vez se le torna más difícil formar una estrategia acorde con el juego que se presente.
Antes de comenzar esta lucha descalificadora se veía llegar este obstáculo de Indiana. Recordemos que este club también fue un duro hueso de roer durante la temporada regular. No es cosa nueva. El entrenador Woodson es muy diplomático a la hora de charlar con la prensa, no habla claro, guarda muchos secretos y generalmente sus expresiones no convencen.
La verdad es que en este trayecto hay una larga y difícil vereda que recorrer para los muchachos del Madison Square Garden, donde la inconsistencia se ha convertido en su peor enemigo. Lo que más que se puede esperar de esta serie es el límite de siete juegos, pero puede ser que la juventud de Indiana de al traste con la inseguridad y otros males del club neoyorquino.
Sin embargo lo último que se pierde es la esperanza. Quién sabe si Woodson, con su escuadra enfermiza, pueda guiar a los Knicks sin la necesidad de colgar los guantes prematuramente.