Cachay confesó su malestar a escritora

Según testigo, la asesinada diseñadora declaró que vivía 'una mala relación' amorosa

MANHATTAN — La enfermiza relación que Silvye Cachay, de 33 años, sostenía con Nicholas Brooks, de 24, le mortificaba tanto que hasta la compartió con una pasajera del avión en el que viajó de Miami a Nueva York.

Cari Kamm, escritora, cuando vio la noticia de su muerte, contactó a la policía y les dijo lo que hablaron en el vuelo. Les contó que su novela trataba de la ruptura de una mala relación. “Esa es mi vida. Mi perro ha muerto, estoy tratando de resucitar mi empresa y estoy en una mala relación”, testificó que la replicó la víctima el 18 julio 2012. Cachay se quejó de que la estaba distrayendo de todo lo que quería hacer con su vida, que no era un novio sino un niño. “No quería estar en esa relación”, afirmó.

En conversaciones personales, correos electrónicos y textos con su amiga Sharon Lombardo, Cachay solía confesarse. “Era una relación agotadora, inmadura, turbulenta, se quejaba de que estuviera siempre en su apartamento… fumando, bebiendo demasiado, que ella tuviera que pagar todo el tiempo y de cuán enfadado se ponía cuando bebía”, declaró Lombardo. En otra ocasión le llamó diciendo que Brooks le había quitado las llaves de su apartamento y “estaba tan enfadado que trataría de matarla”.

Mientras Kamm declaró que sexualmente “no eran novios sino compañeros de cuarto”, Lombardo testificó que Cachay le dijo: “El quería tener sexo todo el tiempo como un maldito conejo”.

Además de escuchar la enfermiza relación de su hija, sus padres enfrentaron otro doloroso día en la corte de Manhattan al mostrarse repetidamente las fotos del cadáver. La razón fue el testimonio de la paramédico Samantha Wilding que trató en vano de resucitarla. “Estaba morada y fría porque no había tenido oxígeno en los pulmones por largo tiempo”, testificó Wilding.

La paramédico fue relatando los múltiples intentos que hicieron dándole oxígeno, fluidos y resucitación cardiopulmonar, recurriendo a las fotografías en las que se le veía en el suelo de la habitación del hotel donde fue encontrada en la bañera el 9 diciembre 2010.

A la vez que explicaba el uso y función de cada uno de los procedimientos señalaba los tubos y cables sobre Cachay. “Su ritmo cardiaco siempre fue plano, no encontramos pulso y no se le oía respirar, nunca hubo cambios en su estado”, afirmó Wilding.

Mientras esto sucedía, Silvya y Antonio Cachay —padres de la víctima— permanecieron con los ojos cerrados o mirando al suelo mientras, como viene siendo habitual, mantenían sus manos entrelazadas. Por el contrario, Nicholas Brooks, el hombre acusado de asesinarla miraba fijamente la pantalla la mayor parte del tiempo.

La paramédico dijo que no observó huesos rotos, heridas… pero también negó que las heridas internas de la boca que se apreciaban en la foto las hubiera hecho ella o el personal de emergencia al entubarla.

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