Más que solo un hogar de crianza

Muchos padres en el sistema abren las puertas a la adopción de menores

06/06/13--- POMONA ---Adopted and foster parent Rosario Ramirez speaks to La Opinion from her Pomona home.  (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)

06/06/13--- POMONA ---Adopted and foster parent Rosario Ramirez speaks to La Opinion from her Pomona home. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion) Crédito: authors

Durante casi dos décadas, la casa de Rosario Ramírez ha sido hogar de por lo menos 50 niños, todos ellos llegaron por el sistema de cuidado de crianza, pero no todos se fueron: seis forman ahora parte de la familia como hijos adoptivos.

“Yo nunca había pensado en adoptar. Pero es algo bien bonito. ‘¿Te imaginas que un niño que recibiste de bebé después crece y te llama ‘mamá?’ ‘, dijo Ramírez, de 47 años, y madre de crianza desde 1995.

Los padres de crianza cuidan a los niños bajo la supervisión del Condado de Los Ángeles, hasta que éstos son devueltos a sus padres biológicos o adoptados por un pariente, pero muchas veces son los padres de crianza quienes terminan adoptándolos.

“El 60 por ciento de los padres de crianza son los que eventualmente adoptan a los niños”, explica María Quintanilla, directora ejecutiva de Latino Family Institute, organización sin fines de lucro que desde 1989 ofrece apoyo a los padres de crianza y de adopción latinos y de otros orígenes culturales.

A Ramírez le gusto la idea cuidar niños por un tiempo específico determinado por las autoridades mientras reciben una subvención del gobierno por cada niño.

Rosario Ramírez y su esposo Pedro, abuelos de una niña de cuatro meses, ya tenían a Erik, su hijo de cinco años, cuando Juan llegó a ellos como hijo de crianza a los cuatro años, ahora tiene 22, Erik 23 y, sin distinción, ambos son sus hijos con todo los derechos.

Mientras Ramírez se encontraba esperando a su hija Ariana, que hoy tiene 14 años, tenía a su cuidado a Yesenia, ahora de 16 años.

“Cuando me dijeron que ella estaba para adopción, salí llorando porque no la podía dejar ir”, recuerda Ramírez. Había criado a la niña desde los dos meses de edad. La familia decidió adoptar también a Yesenia.

“No se tiene corazón para dejar ir a los niños. No podemos decir que no nos duela porque no le puedes decir al corazón que no sienta nada”, añadió Ramírez.

Para Yesenia Rosario es una “excelente madre” y está agradecida de ser una ahora una Ramírez.

“Una mamá es una señora que te da amor y te cuida y eso fue lo que ella hizo por mí”, dijo Yesenia, quien estudia décimo grado y quiere convertirse en médico, entrar en el Ejército y seguir los pasos de su hermano Erik, un policía militar que actualmente vive en Virginia con su esposa y su pequeña hija.

Aunque los esposos Ramírez no habían pensado adoptar más niños, la familia está a punto de crecer formalmente cuando se complete la adopción de cuatro hermanitos más que han estado bajo su cuidado desde hace dos años. Los niños, cuyas edades oscilan entre dos y siete años, llegaron un día después de que otra niña de crianza había sido devuelta con su familia.

Quintanilla explica que la mayoría de los padres de crianza se inician sin pensar que van a adoptar, pero terminan encariñados con los niños.

Por el momento, Ramírez no piensa continuar como madre de crianza porque la ley de California no le permite tener más de seis menores de edad en su casa, incluyendo a sus hijos.

Pero no descarta la posibilidad de que en un futuro, cuando Yesenia y Ariana vayan a la universidad y disponga de espacio para recibir más niños, pueda continuar abriendo las puertas de su hogar para ofrecerle una familia, aunque sea de forma temporal a algún niño que lo necesite.

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