Bicicletas una moda de verano en NY
Los famosos taxis amarillos tienen nuevos compañeros, las bicicletas azules que han invadido las calles de Manhattan.
Los famosos taxis amarillos tienen nuevos compañeros en el asfalto neoyorquino: las bicicletas azules que en el último mes han invadido las calles de Manhattan gracias al exitoso sistema de alquiler de bicis que, junto a la llegada del verano, ha reavivado la sana costumbre de montarse sobre dos ruedas.
Tras sus primeras cuatro semanas de funcionamiento, neoyorquinos y turistas han pedaleado más de 1.5 millones de kilómetros por toda la ciudad con “Citi Bike”, el sistema público de alquiler de bicicletas más grande del país, que triunfa en la Gran Manzana.
Para ir al trabajo, para ir a comprar el pan o simplemente para hacer un poco de ejercicio, el programa ya cuenta con más de 45,000 usuarios anuales y más de 55,000 ocasionales que han adquirido en pases diarios o semanales.
En Manhattan ya se pueden ver a los nuevos ciclistas que se han sumado a la moda de ir en bici: ejecutivos con chaqueta y corbata que se desplazan a su trabajo, deportistas con chándal o turistas con la cámara colgando al cuello preparados para inmortalizar la ciudad en cualquier instante.
Aunque la ciudad siempre ha contado con adeptos a las dos ruedas, la facilidad para alquilar una bici la ha convertido en una verdadera alternativa al transporte público tradicional e incluso a los taxis, de los que muchos huyen para evitar los atascos que tanto caracterizan a la ciudad.
“Me encanta. Realmente creo que Nueva York debe convertirse en una ciudad ciclista y este programa ayuda mucho a potenciarlo porque se ha convertido en una alternativa real al autobús o al metro”, dijo Amanda, una joven neoyorquina y usuaria habitual de “Citi Bike”.
Pese a que el precio del alquiler es muy superior al de otras ciudades como Londres y París, la tarifa diaria de 10 dólares compite con éxito con las de los taxis o los $2.50 que cuesta un billete sencillo del metro o autobús.
Así lo aseguró George, residente en Nueva Jersey que, por motivos laborales, se traslada casi a diario a Manhattan: “Para moverme por la ciudad utilizo la bicicleta porque me encanta. Ahora con el buen tiempo es más agradable todavía”.
Pero más allá de utilizar la bicicleta como medio de transporte, para muchos es un estilo de vida por ser barata, saludable y ecológica.
De hecho, en tan solo un mes se han quemado más de 50 millones de calorías gracias a los pedaleos de “Citi Bike”, unos buenos datos para la lucha personal del alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, contra la obesidad entre sus conciudadanos.
Pero que en cuestión de pocas semanas las calles de la ciudad se hayan llenado con 6,000 bicicletas más, también ha tenido su contrapartida: el tráfico en los carriles bicis y el aumento de las multas a ciclistas.
Según datos publicados por los medios locales, en el último mes las multas a ciclistas en el barrio de Brooklyn han aumentado un 81%, mientras que en las zonas de Manhattan con estaciones de “Citi Bike” un 7% respecto al año anterior.
Las sanciones, que oscilan entre $25 y $190, se han aplicado por ejemplo, por saltarse semáforos en rojo, conducir en dirección contraria por los carriles bici o por circular sobre la acera.
Aunque los usuarios han acogido con entusiasmo el incipiente programa, también creen que hay cosas que mejorar. “El soporte técnico no es perfecto, pero es solo el primer mes de funcionamiento. Las tarjetas de crédito no funcionan bien y comprar un pase cuesta mucho tiempo. Espero que lo mejoren”, comentó Amanda.
Otra de las demandas de los usuarios es que se instalen más carriles bicis y más estaciones ya que ahora “Citi Bike” solo da servicio a Manhattan por debajo de la calle 59 y, en Brooklyn, a las zonas de Brooklyn Heights, Dumbo, Fort Greene, Clinton Hill y algunas partes de Bedford.
No obstante, algunas comunidades vecinales de Greenwich Village o Lower East Side siguen en pie de guerra para eliminar de sus calles las estaciones porque, según denuncian, afean algunas zonas históricas de la ciudad, molestan para acceder a los edificios o acaban con pequeños negocios de alquiler de bicis para turistas.
El tiempo dirá si lo de montarse en bici es solo una moda veraniega o, como ha ocurrido en otras ciudades europeas, los pedales consiguen instalarse como un estilo de vida saludable y ecológico compatible con el “glamour” que tanto caracteriza a la ciudad de los rascacielos.