¿De qué color es la emoción?

La felicidad la pintamos de rosa, la tristeza de gris, la envidia de verde y así podríamos seguir enlistado los colores con que se relaciona a las emociones. Este concepto no tiene nada de equivocado, pues ciertamente, el cerebro es el encargado de establecer este lazo.

Y es que de acuerdo al doctor Hans Olvera, investigador de la Universidad Iberoamericana, este órgano se sirve de los colores para almacenar datos relativos a las experiencias emocionales del ser humano y distingue entre aquellas que son positivas, de las negativas y explica que por eso los utilizamos para manifestar el instante emocional o en qué estado de humor vibramos.

“Aunque hay interpretaciones generalizadas, como por ejemplo que el negro se relaciona con muerte o mala fortuna, el cerebro se guía por las interpretaciones personales de cada uno, es decir, este mismo color a una mujer puede traerle buenos recuerdos pues evoca para ella el recuerdo de su primer auto. Esta función se desarrolla en el hemisferio derecho del cerebro, es ahí donde se almacena la propia simbología, nuestra realidad interior, la visualización de imágenes y la asociación de las mismas”, comenta el psicólogo.

Como ya mencionamos, hay algunas emociones que socialmente ligamos con algún color en específico, sin embargo, a partir de que sabemos que esa interpretación depende también de la experiencia con la que es relacionada, puede ser una importante herramienta para procurarnos un ambiente con un colorido que nos ayude a mantenernos con el ánimo y el humor, siempre en positivo.

De acuerdo a un estudio que se realizó en la Universidad de Lieja, en Ginebra, la luz que nos rodea influye en cómo el cerebro procesa las emociones, de tal forma que si permanecemos en un lugar iluminado o tenemos la oportunidad de gozar de un día soleado, el optimismo está de nuestra parte, no así cuando se trata de una maña nublada o una tarde lluviosa, pues nos sentiremos melancólicos.

Hans Olvera recomienda que nos demos la oportunidad de hacer un ejercicio de reconocimiento de emociones y colores y con base en hecho llenar nuestra vida de ellos, procurando que sean los que nos remiten a momentos agradables. Se trata de un ejercicio de autoconocimiento que es útil para generarnos un mejor ambiente.

Ningún color carece de significado, todos nos pueden traer pasajes de la infancia o de momentos que no tenemos presentes, pero que cuando entramos en contacto con una tonalidad, nos refresca esos instantes, de alguna forma tienen el mismo efecto que la música, que cierta canción puede hacernos vibrar o sentir tristeza cada vez que la escuchamos.

Si partimos de que es la experiencia la que influye en nuestra personalidad, es un hecho que hay una estrecha relación entre la persona que somos, con los colores que preferimos, por eso vale la pena revisar el test realizado por el psicólogo suizo Max Lüscher, para ubicar de acuerdo a las preferencias que tengamos, cuáles son las emociones que nos dominan:

• Rojo: Simboliza la actividad, el dinamismo y la pasión.

• Azul: Representa la armonía y la satisfacción.

• Verde: Revela la capacidad para imponerse y la perseverancia.

• Amarillo: Habla del optimismo y el afán de progreso.

• Violeta: Es símbolo de vanidad y egocentrismo.

• Marrón: Descubre las necesidades físicas, la sensualidad y la comodidad.

• Gris: Es igual a neutralidad.

• Negro: Representa la negación y la agresión.

*Tomado del libro Psicología del color, Eva Heller, Editorial Gustavo Gilli.

Por último, Hans Olvera recomienda que cuando se trate de decorar, vestirnos o entrar en contacto con cualquier gama de colores, optemos siempre por aquellos que nos conducen a experimentar bienestar, pues de ello depende el desempeño que tengamos en la vida y cómo nos relacionemos con los demás. No hay que olvidar que cada uno construimos el escenario en que queremos desenvolvernos.

Colaboración de Fundación Teletón México

“El autoconocimiento frena la soberbia”

bojorge@teleton.org.mx