Agosto será crucial para futuro del plan migratorio

El Congreso entra en receso, pero la lucha por 11 millones de indocumentados sigue

Carlos Guzmán sostiene un cartel pidiendo la reunión familiar,  durante una de las múltiples manifestaciones que se han celebrado en Washington, al tiempo que se realizan  las discusiones sobre un plan migratorio.

Carlos Guzmán sostiene un cartel pidiendo la reunión familiar, durante una de las múltiples manifestaciones que se han celebrado en Washington, al tiempo que se realizan las discusiones sobre un plan migratorio. Crédito: ap

WASHINGTON, D.C. — “Queremos una fecha, una reforma que nos legalice de una vez por todas”, dice Rosa, quien llegó al Congreso para hablar con legisladores sobre la necesidad urgente de contar con una nueva ley.

En respuesta encontró palabras de apoyo, rostros inmutables y explicaciones. Para Rosa no existen excusas, el momento es ahora y el tiempo se acaba. Pero para los congresistas todo tiene que ver con un ambiente político favorable y el impulso necesario.

Cuando el proyecto de ley de inmigración se aprobó en el Senado en junio, se sembró una luz de esperanza, pero los retrasos en la Cámara de Representantes, sólo demuestran que la reforma tiene todavía un largo camino por delante.

En los días que quedan de julio no habrá avances. El comité judicial no tiene programada ninguna audiencia o debate sobre algún proyecto de ley migratorio. Eso deja a agosto como un periodo esencial para el futuro.

El Congreso estará en receso y los legisladores irán a sus distritos, para escuchar a sus constituyentes y participar en actividades públicas. Es aquí donde se espera que todos quienes tengan interés en el tema, hagan oír su voz.

Desde grupos pro inmigrantes que participarán en los eventos de los congresistas y realizarán manifestaciones en sus oficinas locales, hasta sindicatos comprando anuncios televisivos y de radio para impulsar la reforma en distritos republicanos.

Este mes, siete de los legisladores que escribieron la propuesta de inmigración en el Senado se reunieron con un grupo amplio de líderes de empresas, tecnología, católicos, evangélicos y sector agrícola y expusieron una lista de 121 republicanos que podrían ser persuadidos para apoyar un plan.

“El mes de agosto es clave para nosotros. Será el tiempo que nos catapultará. Los líderes republicanos comenzarán a ver el componente emocional de esto y entenderán”, dijo el reverendo Samuel Rodríguez, presidente de National Hispanic Christian Leadership Conference (NHCLC)

“Durante el receso de agosto habrá un impulso para estar seguros que pastores, jefes de policía y granjeros están participando en foros públicos, mesas de debate en al menos 50 distritos congresionales”, explicó Ali Noorani, director ejecutivo de National Immigration Forum.

Pero las organizaciones que se oponen a la reforma también están organizando a sus adherentes. FAIR, por ejemplo, tiene guías para que la gente participe en foros públicos, llamen a miembros del Congreso, se reúnan con ellos, escriban cartas a periódicos, oponiéndose a lo que califican como “una nueva amnistía”.

Si la Cámara de Representantes se congela en septiembre y el liderazgo republicano decide no empujar ningún proyecto de ley sobre el tema, legisladores demócratas están preparando un plan B. La líder del partido en la Cámara Baja, Nancy Pelosi (D-CA) lo reconoció esta semana. Sin embargo, por ahora lo ven como el último recurso. Una táctica legislativa llamada petición de descarga.

Esta permite que la minoría presente un proyecto de ley a pesar de la oposición del partido mayoritario. Se ha utilizado en muy pocas ocasiones, ya que implica que los legisladores rompan filas con su partido, para apoyar la propuesta, minimizando la autoridad del presidente de la Cámara de Representantes.

“Los demócratas ya han dicho que están dispuestos a poner el proyecto de ley del Senado en la Cámara de Representantes, a través de esta petición. Lo hablamos con Pelosi y el Caucus hispano y la cuestión será si los republicanos nos apoyan o no”, explicó el congresista Joe García (D-FL).

“Vamos a agotar los recursos disponibles. Se nos pidió que dejáramos que el proceso caminara. Si no hay una solución antes que acabe de septiembre, por la intransigencia y xenofobia de los republicanos, entonces empujaremos la petición”, dijo.

La mayoría de los expertos coincide en que si la reforma migratoria fracasa en 2013, probablemente no será posible concretarla en varios años más.

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