Dos boricuas luchan por nuevo distrito en El Bronx
La concejal actual María del Carmen Arroyo se enfrenta al activista comunitario Julio Pabón en una contienda marcada por la redistribución electoral
La concejal actual, María del Carmen Arroyo, es la favorita para revalidar en el puesto en el Distrito 17. Pero la pérdida del populoso e influyente vecindario de Mott Haven (casi 70,000 habitantes) por la redistribución de la línea de su zona, así como algunos escándalos de fraude y nepotismo que salpicaron a Arroyo, conceden bastante chance también a su rival, el activista comunitario Julio Pabón.
El distrito ha menguado hacia el Oeste, perdiendo a Concourse, además de Mott Haven, pero a cambio se ha extendido hacia el Norte, ganando partes de Crotona y West Farms, y manteniendo Hunts Point, Longwood y espacios de Melrose.
En todas estas áreas, el porcentaje de población hispana ronda el 70%. “He establecido fuertes relaciones de trabajo con la comunidad entera, y veo la añadidura de nuevos vecindarios al distrito como una gran oportunidad”, dijo Arroyo sobre las consecuencias de la redistribución.
Pabón también valora positivamente el proceso. “Estas áreas han sido extremadamente descuidadas y miro hacia delante para tener la oportunidad de servirlas”, aseguró el candidato.
Entre los residentes, una de las mayores preocupaciones es el crimen. Este mismo mes, un pandillero de sólo 14 años murió tras enfrentarse a la Policía con una pistola, en Melrose.
“Las pandillas son un problema muy serio en todos estos vecindarios”, opinó Héctor Martínez, de 38 y residente en Hunts Point. “Antes tenían navajas, pero ahora los chiquillos tienen armas de fuego, que no sé de dónde las sacan ni quién se las da”.
Otros vecinos asocian el crimen con el desempleo y la falta de oportunidades. En Hunts Point, el número de personas que vive por debajo del nivel de pobreza llega al 46%. El Bronx es el condado con mayor índice de desempleo en todo el estado, llegando casi al 12%.
“Los jóvenes dejan la escuela porque saben que no van a encontrar trabajo y se echan a la calle porque no tienen otra cosa que hacer”, argumentó María Rosa Collado, de 46, residente en Longwood y madre de dos hijos adolescentes. “Necesitamos buenos trabajos que nos permitan pagar la renta, que cada día está más alta”.
Recientemente la campaña electoral en ese distrito se ha visto envuelta en la polémica, ya que se demostró que un tercio de las firmas que avalaban la candidatura de Arroyo habían sido falsificadas. Pabón reclamó anular la postulación de la actual concejal, pero un árbitro de la Corte Suprema estatal determinó que el fraude lo cometieron tres empleados de la campaña, sin el conocimiento de Arroyo, por lo que pudo mantenerse en la carrera.
“La corte halló que, como candidata, era inocente e igual de víctima que mis constituyentes cuyos nombres fueron falsificados”, expresó la concejal. “Llamaré a sus puertas para excusarme en persona de los actos irresponsables de estos tres individuos que cometieron el fraude”.
A su contrincante, sin embargo, no le convencen estos argumentos. “No somos tontos y la gente de la comunidad hará oír sus voces en el día de las elecciones”, argumentó Pabón.
La concejal también estuvo bajo investigación el año pasado por denuncias por supuestamente canalizar y mal utilizar dinero de los contribuyentes en la organización sin fines de lucro, South Bronx Community Corp., que empleaba a sus familiares. Ella nunca fue instruida de cargos por el caso. Su sobrino, Richard Izquierdo Arroyo, se declaró culpable de malversar más de $200,000 de la entidad.
Entre los residentes, hay divergencia de opiniones sobre si Arroyo merece el voto de confianza.
“Es una persona muy cercana a la comunidad que ha hecho mucho por nosotros y por mantener las calles más seguras”, opinó Francisca Reyes, 52.
Rafael Polanco, de 29 años, considera por el contrario que “lleva demasiado tiempo engañando a la gente y es hora de cambiar”.