Funeral de Ariel Castro será un dilema familiar

Sus parientes tendrán que conseguir una funeraria a la cual no le importe sufrir posibles consecuencias por hacer el velorio de un criminal

La vecina Carmen González toma fotos al lugar donde antes estuvo la casa de Ariel Castro, en la cual mantuvo retenidas a las tres mujeres, caso que originó un gran repudio popular que también afectó a los parientes del secuestrador.

La vecina Carmen González toma fotos al lugar donde antes estuvo la casa de Ariel Castro, en la cual mantuvo retenidas a las tres mujeres, caso que originó un gran repudio popular que también afectó a los parientes del secuestrador. Crédito: AP

En la cultura hispana el funeral representa el momento en que las familias se juntan para dar el último adiós a un ser querido, y por lo general es un acto cargado de sentimientos y momentos difíciles. Pero cuando el difunto se trata de un reconocido criminal, el velorio se convierte en un verdadero dilema.

Y esta es la realidad que podría afrontar la familia de Ariel Castro, quien se suicidó anoche en su celda en una cárcel de Ohio, donde cumplía una condena de cadena perpetua por el secuestro y violación de Amanda Berry, Gina de Jesús y Michelle Knight.

El caso de Castro consternó a la nación y acaparó la atención del mundo. Por ello, lo más seguro es que ahora sus familiares tengan dificultades para conseguir una funeraria que acepte realizar el velatorio y un cementerio donde depositar sus restos, debido a que corren el riesgo de que en ambos eventos se realicen actos de repudio en contra del secuestrador.

Esta no sería la primera vez que parientes de criminales enfrenten este dilema. Apenas el pasado mayo se vio una situación similar, cuando la familia de uno de los autores de los atentados en Boston, Tamerlan Tsarnaev, tuvo que peregrinar por varias funerarias hasta encontrar una que aceptara encargarse de realizar un discreto entierro, que incluso se llevó a cabo en un lugar fuera del estado donde vivía el difunto criminal.

El cuerpo de Tsarnaev estuvo varado por días en una funeraria en Massachusetts, debido a que sus dueños recibieron amenazas y críticas, por haber aceptado encargarse de sus exequias. Al final los familiares tuvieron que enterrarlo de manera secreta en un cementerio en Virginia.

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