¿Ahora cuál es la excusa a la reforma migratoria?

Grupos proinmigrantes reclaman una reforma migratoria.

Grupos proinmigrantes reclaman una reforma migratoria. Crédito: Archivo / AP

Logrado un acuerdo para que Siria deshaga su arsenal de armas químicas, se va cerrando el cerco a los líderes republicanos de la Cámara Baja para que finalmente determinen la estrategia a seguir para debatir un plan de reforma migratoria en ese organismo.

La presión externa no cesa para que un plan de reforma migratoria con una vía a la ciudadanía se haga realidad. Pero, ¿qué vehículo podría emplearse para impulsar esa reforma? Ahí está el detalle.

En la Cámara Baja hay un grupo bipartidista de siete congresistas, algunos de los cuales llevan años redactando un proyecto de ley de reforma que parece el cuento del lobo. Ahí viene, ahí viene y nunca llega.

Sin proyecto bipartidista a la vista, lo único que en la Cámara Baja propone algún tipo de alivio migratorio es otro conato de proyecto que tampoco ha visto la luz del día, llamado KIDS Act, que ofrecería una vía a la ciudadanía pero únicamente a los Dreamers.

Hay otro grupo de proyectos aprobados en el Comité Judicial cuyo presidente, el congresista republicano de Virginia, Bob Goodlatte, aseguró que podrían llegar al pleno de la Cámara Baja en octubre. Pero se trata de medidas punitivas o de aplicación de leyes que no ofrecen ningún alivio migratorio.

Es más, entre esos proyectos que amenazan con aparecer en el pleno de la Cámara Baja, figura el llamado SAFE Act, HR 2278, que retoma lo más nefasto de las más nefastas leyes y propuestas antiinmigrantes estatales y federales. El SAFE Act permite, entre otras cosas, que los estados y las localidades apliquen las leyes migratorias federales y que los policías funjan como agentes de inmigración. Es un déjà vu federal de la SB 1070 en Arizona o la HB 56 de Alabama, por dar dos ejemplos.

Una opción de vehículo legislativo para la reforma sería el proyecto S. 744 que el Senado aprobó el 27 de junio, pero que los líderes republicanos camerales han jurado no llevar a debate porque quieren producir su propia medida, aunque el reloj avanza sin solución en puerta.

Un grupo de demócratas moderados asegura que si para fines de septiembre no hay legislación de reforma migratoria en el pleno, presentará su propio proyecto, presumiblemente el S. 744. Si hay renuencia a avanzarlo, dicen, echarán mano de la petición de relevo que pasa por alto al Comité Judicial de jurisdicción. Dicha petición requiere 218 firmas. Diversos demócratas aseguran que en la Cámara Baja ya existen 218 votos para aprobar un proyecto de ley de reforma con vía a la ciudadanía si se permitiera una votación en el pleno, aunque el presidente cameral, John Boehner, insiste en aplicar la extraoficial Regla Hastert que establece que sólo se llevan al pleno proyectos que tengan el apoyo de una mayoría de la mayoría republicana (118 de un total de 234 republicanos) y no una simple mayoría bipartidista de 218.

Tal parece que hay fórmulas para avanzar o frenar esa reforma, pero siguen sobrando excusas.

Señores, ¿qué más hay que discutir de la reforma que no se sepa? Los argumentos a favor y en contra son harto conocidos. Entonces, sometan un proyecto, enmiéndenlo, voten y que quede en récord, para que todo mundo sepa, si fueron parte de la solución o sólo piedra de tropiezo.

Y ciertamente hay que rezar, porque para que la reforma avance, se necesitan verdaderos líderes.

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