México y la política de las tragedias

Los acontecimientos imprevistos son los que ponen a prueba a los líderes

Entre las preguntas que habrá que responder incluye determinar si los funcionarios reaccionaron adecuadamente y a tiempo ante la información que surgía de la gravedad de ambas tormentas en México.

Entre las preguntas que habrá que responder incluye determinar si los funcionarios reaccionaron adecuadamente y a tiempo ante la información que surgía de la gravedad de ambas tormentas en México. Crédito: Archivo / EFE

México

Muchos dirán que el buscar culpables de las consecuencias de un fenómeno que no sucedía hace más de 50 años —dos tormentas tropicales golpearon el país al mismo tiempo— es una injusticia. Pero ante tragedias y emergencias de la magnitud que vivió el país la semana pasada, tendrá que haber un serio análisis de las fallas y negligencias antes, durante y después de que Manuel e Ingrid golpeara territorio mexicano. Y tiene que haber consecuencias ante posibles negligencias, actos de corrupción, indiferencia, y sobre todo falta de experiencia y liderazgo.

Y es que, cualquier gobierno puede equivocarse y darse el lujo de una curva de aprendizaje en la mayoría de los temas de gobierno, con la excepción de grandes desastres y emergencias nacionales. Equivocarse en este rubro se traduce en muertos.

Probablemente lo más urgente en este momento, además del extraordinario esfuerzo que tiene que hacer el estado mexicano de hacer llegar la ayuda a los miles de damnificados, es que el Presidente tendrá que evaluar si tiene la credibilidad él, y su equipo suficiente que asegure la confianza de la población. ¿Por qué es tan importante como se percibe al gobierno mexicano? Ante la magnitud nacional del impacto de la tragedia, esto ciertamente alimentará la percepción que ya existe de la incapacidad y falta de presencia del gobierno. La gran diferencia hoy es que cuando no hay agua potable, no hay alimento, no hay servicios médicos, podrían surgir importantes brotes de ingobernabilidad, anarquía y violencia. Y lo que agrava esta situación es también la imagen de incompetentes, negligentes y corrupción que ya se tiene de algunos de los gobernadores y presidentes municipales que tienen la responsabilidad local de coordinar los esfuerzos

El hecho de que no participó en la cena en el Palacio Nacional, para reunirse con su gabinete, los viajes diarios a diferentes partes del país afectados por la lluvia, la cancelación de tramos de su viajes internacionales, el despliegue de sus Secretarios a las áreas más afectadas, todo esto ayuda a darle credibilidad a los esfuerzos del gobierno federal. Lo que podría destruir esta imagen es que tomase decisiones el Presidente y sus funcionarios que parecerían tener un político electoral, que empezarán a surgir acusaciones de corrupción o malversación de la ayuda, ejemplos de negligencia por estupideces o falta de experiencia, actos públicos de frivolidad en este momento de tragedia nacional. Será importante que anuncie el Presidente Peña como asegurará que no se haga un uso indebido de los recursos. En este caso, transparentar a quién se le entregó el apoyo y como se utilizó será fundamental.

El cuestionamiento y la evolución de la eficacia de la capacidad de los funcionarios de todos los niveles tendrán que esperar, porque hacerlo en este momento sería promover más anarquía e ingobernabilidad. Pero debe hacerse un análisis y evolución de cual y como fue la capacidad del gobierno federal, estatal y municipal. Integrar un panel multidisciplinario y apolítico ayudaría en este esfuerzo ya que es evaluación seguramente resultará en responsabilidades políticas, administrativas y penales. Entre las preguntas que habrá que responder incluye determinar si los funcionarios reaccionaron adecuadamente y a tiempo ante la información que surgía de la gravedad de ambas tormentas. ¿Hubo consideraciones económicas y no se quiso asustar al turismo que se anticipaba ese fin de semana? Si no hubo una reacción adecuada, la pregunta es ¿Por qué? ¿Negligencia? ¿Falta de experiencia? ¿Los funcionarios que tienen la responsabilidad de implantar la protección civil tienen la experiencia y conocimiento suficiente para enfrentar grandes catástrofes? ¿Cuáles funcionarios estaban de vacaciones ese fin de semana? ¿Quién y cuándo le avisó al Presidente, los gobernadores y alcaldes del potencial de Ingrid y Manuel y como reaccionaron? ¿Los protocolos de Protección Civil fueron los adecuados y están al día? ¿El sector turístico, hotelero y comercial tomó los pasos necesarios para avisar a sus clientes y empleados? Las empresas de Electricidad, Comunicaciones, Hospitalarios, Agua, Gas, etc., ¿Reaccionaron correctamente?

También será importante retomar uno de los temas que se dejó de discutir en esta administración: La corrupción. Este debate podría ser el catalizador para retomar el tema, ya que “la corrupción si mata” y cuestionar contratos de infraestructura (ej. Autopista del Sol), permisos concedidos para construir en áreas peligrosas, uso de recursos para Protección Civil para otras actividades.

La historia tiende a enfocarse más en la capacidad que tienen los líderes de reaccionar ante emergencias y tragedias y mucho menos en el manejo diario de un gobierno. ¿Cómo se recordará a la administración de Peña Nieto ante el desastre actual y los que seguramente enfrentará México en los siguientes años?

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