Sexualidad en adultos mayores
La práctica sexual es una de las más recomendadas para los adultos mayores.
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La sexualidad acompaña al ser humano durante toda su vida. Estar en contacto con el otro, disfrutar de su cercanía, sentir el placer de compartir momentos de intimidad con su pareja, son situaciones que nunca querrá dejar de vivir.
No debe preocuparse por el paso del tiempo, por lo contrario, la sexualidad se puede disfrutar intensamente aun en la tercera edad.
Claro que las circunstancias no serán las mismas, ni el deseo estará tan presente, pero eso no quita que dos adultos mayores puedan gozar libremente de ese poderoso sentimiento que es la sexualidad, tan íntimo y tan lindo de compartir a la vez.
Lo importante es no pretender vivirlo como en épocas pasadas, sino acostumbrarse al nuevo cuerpo, la nueva actividad hormonal, y saber que si bien el cuerpo cambia, el corazón sigue latiendo con la misma fuerza de siempre.
A todas las bondades que puede encontrarle al tener una relación cercana con su pareja debe agregarle también que el sexo es salud. De todas las actividades físicas recomendadas para los adultos mayores, continuar con sus prácticas sexuales está entre las más recomendadas. Pero como en todo ejercicio, se debe llevar un control y no mezclarla con alcohol o drogas, que pueden generar un efecto adverso.
Existe la creencia de que el desgaste físico que produce tener sexo en edad adulta puede ser perjudicial para el organismo, pero si se actúa con precaución no tiene por qué temer. Incluso, muchos adultos mayores evitan practicar la sexualidad pero realizan largas caminatas o suben y bajan escaleras sin problemas, haciendo un esfuerzo igual o superior que al tener sexo. La clave está en saber cuidarse.
El corazón es el órgano que mayor cuidado le demanda a los adultos mayores, y es, casualmente, el elemento de nuestro cuerpo que asociamos al amor y la sexualidad. No es casualidad. El sexo fortalece el corazón, ayuda a la irrigación de sangre y libera hormonas que producen un bienestar mayor a todo el organismo. Pero justamente esta cercanía hace que se decida abandonar la práctica de la sexualidad cuando el corazón no está en su plenitud.
