Dodgers van por 19 innings sin anotar carreras
Los Dodgers son un equipo de gran pitcheo que tiene serios problemas para producir carreras
Con el fantasma de la duda rondando en el clubhouse de los Dodgers, y sin poder dejar atrás la molesta sensación de enojo por el “error” de Don Mattingly en el primer juego, cuando dejó fuera a Adrián González y debió jugar cinco entradas cruciales con un “infield” improvisado, los de la Chávez Ravin se dieron cuenta de que estaban abajo 0-2 en su Serie de Campeonato ante los Cardenales, antes de que pudieran asimilarlo, y mucho después de saber que lo merecían.
Si el primero en el Bush Stadium fue tormentoso y desgastante por muchas razones, el segundo fue peor porque los Dodgers se dieron cuenta que, tal y como lo señalan los números, son un equipo de gran pitcheo que tiene serios problemas para producir carreras.
Como no sea una jornada de luces de Hanley Ramírez o Yasiel Puig o Adrián González, o aun de Juan Uribe, a la tropa azul de Los Ángeles le cuesta producir carreras, y eso ha sido tan notorio como que dilapidaron dos aperturas formidables de Zack Greinke y, ayer, de Clayton Kershaw, quienes ataron en corto al desfile poderoso de bateadores rojos, pero se quedaron sin respaldo ofensivo y los Cardenales, sin hacer mucho, se convirtieron en favoritos para llegar a la Serie Mundial.
Vaya momento en el que los bates azules se apagan de manera tan abrupta.
Ya no se sabe si preocupa más el 0-10 de Yasiel Puig en esta serie, o las 19 entradas sin anotar una carrera por parte de los Dodgers.
Ayer, en un momento crucial, pusieron dos hombres en base y venía González a tomar su turno al bate, entonces decidieron darle el boleto gratis y llenar las bases para intentar el tercer out con Yasiel Ouig… Porque les parecía más fácil, supongo. Y sí, otro novato como él, Mike Wacha, se encargó de ponerlo out y hundirlo más en su terrible slump.
Que los Cardenales batean más que los Dodgers lo sabíamos (.279 contra .257 ), pero si el buen pitcheo siempre le gana al buen bateo, la confianza de una competencia más cerrada era comprensible. Pero Cardenales han probado que juegan pelota de Liga Nacional y que ganan juegos con la suma de pequeñas cosas. Dodgers, que juegan pelota de Liga Americana [acaso porque así lo hace Mattingly], si no tienen a un titán que descosa la pelota cada tarde, no producen en su ofensiva.
Con un novato como Joe Kelly y un excelente relevo se bastaron en el primer juego, aunque Greinke los redujo a cuatro imparables y ponchó a 10. Ganó San Luis porque Dodgers dejaron 24 hombres en base.
Ayer, con un novato como Wacha y relevistas como Martínez y Rosenthal ambos con “fastball” de 98 millas, les bastó una carrera ante un imponente Kershaw que , con el relevo de Belisario y Howell, lo redujo a dos hits. Dodgers dejaron en base esperando a 12 hombres, batearon cinco hits y se poncharon 13 veces. Y, claro, otra vez ganó San Luis.
Victorias con la ley del mínimo esfuerzo, sin que les sobre nada ante un equipo que no batea y que está obligado a despertar nada más ni nada menos que ante el enorme lanzador que es Adam Wainwrigth, que abrirá mañana el tercero ante el tercero de Dodgers, llámese Nolasco o Ryu.
Una vez los Medias Rojas volvieron de un 0-3 ante los Yanquis y ganaron cuatro juegos, incluidos los dos finales en el Yankee Stadium, para avanzar a la Serie Mundial y barrerla 4-0…. a los Cardenales de San Luis.
El reto ahora es jugar mejor y… luego reescribir la historia.
Luego la seguimos.