Hablando de Nicaragua, Bill De Blasio no estaba solo

Los días están contados para las elecciones de la alcaldía de la ciudad de Nueva York. Ahora que los candidatos han sido elegidos, cada bando político está compitiendo por los votos del electorado general. Y no es sorprendente que los opositores de Bill De Blasio estén buscando en su pasado información que pueden usar en su contra.

Es por eso que nos encontramos hablando del impacto de las políticas de los Estados Unidos en Nicaragua durante los años 80.

Como joven activista, De Blasio se unió con muchas otras personas de conciencia a enfrentar las medidas de la administración del presidente Ronald Reagan, que alimentaron la horrenda violencia contra comunidades nicaragüenses a manos de las milicias Contra. Los oponentes de De Blasio han utilizado esta información para catalogarlo como comunista. Una táctica común por parte de la derecha para ganar votos.

Pero debemos pasar de la retórica mediática de la Guerra Fría. Recordemos que la Guerra Contra en las comunidades nicaragüenses, llevó a asesinatos masivos, violaciones, torturas, secuestros y desplazamientos.

Y durante ese caos, muchas veces con la tarea de cuidadoras, la mujeres se encargaron de atender a los más vulnerables de sus familias, mientras que guarderías, escuelas y clínicas fueron bombardeadas por los militares apoyados por los Estados Unidos.

Estas mujeres se movilizaron para brindar cualquier protección que podían. Y ellas lograron contactar a activistas en los Estados Unidos por apoyo, no sólo para satisfacer sus necesidades inmediatas de alimentos y atención médica. Las mujeres nicaragüenses también buscaron crear solidaridad política con la gente en los Estados Unidos, quienes ponían en duda las políticas de su gobierno. Juntas crearon un movimiento que desencadenó el despertar político de una generación. Ese movimiento todavía está creando cambios progresistas, inclusive en organizaciones como la mía.

Hoy, los políticos y los medios de comunicación están hablando de políticas estadounidenses en Nicaragua porque quieren ver si va a influenciar las elecciones por la alcaldía. Pero hay otras razones para recordar el impacto de los hechos. Mujeres y familias nicaragüenses han luchado mucho para reconstruir tras las consecuencias de esa guerra. Dondequiera que la violencia se apodera a una comunidad, los impactos siguen más allá de la fecha en que los soldados y los políticos anuncian que todo ha terminado.

Y debemos recordar que el activismo a través de fronteras internacionales es un movimiento poderoso. Es mucho más que solo la historia de un activista quien, décadas después, decidió postularse para las elecciones de alcalde de la Ciudad.

Esta deber ser nuestra oportunidad de hablar de historias incontables de personas en todo el mundo que escucharon y tomaron acción cuando las mujeres y hombres nicaragüenses denunciaron las violaciones contra sus derechos humanos. Juntos, fueron pioneros en un modelo de activismo global, un modelo que debe rescatarse hoy en día—para confrontar la violencia y reconstruir comunidades en Irak, para ganar una paz verdadera en Colombia y en otros países del mundo.

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