¿Para cuándo la reforma?

Activistas protestaban las deportaciones bajo la Administración del presidente Obama frente a la Casa Blanca en septiembre.

Activistas protestaban las deportaciones bajo la Administración del presidente Obama frente a la Casa Blanca en septiembre. Crédito: EFE

Inmigración

“No dejemos que este problema se siga deteriorando por uno o dos años más… Esto se puede y debe resolver antes del fin del año”. Esto declaró el presidente Barack Obama hace pocos días en referencia al tema de la reforma migratoria.

¡Señor!, si yo tuviera un dólar por cada vez que el presidente Obama ha declarado su apoyo a la reforma migratoria, quizás podría tomarme unas buenas vacaciones con esa platita.

Pero desde el 2009 el presidente Barack Obama —con la sola excepción de la orden administrativa de Acción Diferida para los dreamers— ha sido solamente palabras bonitas pero vacías.

Y al paso que vamos, llegará el 2016 y la reforma migratoria será solo eso, retórica barata usada por un presidente que ha repetido hasta el aburrimiento su compromiso con una legislación que legalice a los inmigrantes no autorizados, pero que no ha hecho el menor esfuerzo por impulsar tal reforma.

Claro está que Barack Obama tiene una capa mágica con la cual se proteje de cualquier crítica: “No soy yo, es el Congreso, son los republicanos, pónganme la legislación en mi escritorio, y yo la firmo”.

Y en parte tiene razón. El Presidente no puede aprobar unilateralmente una ley de reforma migratoria, sin embargo, ¿qué está haciendo para torcer los brazos y las voluntades de los que pueden darle vida a un proyecto de ley en la Cámara Baja?

La respuesta más cercana es nada.

Su antecesor George W. Bush, al menos, se tomó la molestía de organizar una comisión precedida por Carlos Gutiérrez, en ese entonces Secretario de Comercio; y, Michael Chertoff, en ese entonces Secretario de Seguridad Interna, para que dialogaran con los representantes de ambos partidos y con la comunidad involucrada en el tema, en aras de alcanzar algún consenso.

A principios de año el presidente Obama declaró que de no presentarse un proyecto de ley en el Congreso, él personalmente les haría llegar su propia versión, o exigiría que los representantes demócratas lo hagan.

Señor presidente, el reloj está corriendo y no se preveé acción en la Cámara Baja en lo poco que queda del año legislativo, es hora de actuar. Para los que tenemos memoria todavía está fresca la promesa que hiciera Barack Obama en el 2008 acerca de promover una ley de reforma migratoria en los primeros cien días de su Gobierno.

Ya estamos casi en el 2014 y todavía seguimos esperando que cumpla.

La verdad es que si los republicanos no toman la iniciativa en las próximas semanas, no veremos acción en materia migratoria. La verdad es que yo ya hace algún tiempo entendí que el presidente Obama no tiene la menor intención de impulsar una reforma. El tema le sirve más inconcluso para que su partido lo pueda seguir utilizando como botín político.

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