Da ‘vergüenza’ el instituto de migración

Nuevo comisionado Ardelio Vargas dice que tomará acción contra la corrupción

MÉXICO — El Comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Ardelio Vargas, quedó acorralado entre decenas de organizaciones defensoras de los derechos humanos que lo confrontaron cara a cara sobre el actuar oficial en contra de los indocumentados en México.

¿Por qué no desaparecer una institución que está podrida? cuestionó la representante de las monjas scalabrinianas.

Leticia Gutiérrez, quien durante años encabezó la red de albergues de la católica Pastoral de la Movilidad Humana, la primera organización en dar cobija y alimentos a los indocumentados sin papales en México, inauguró así una peculiar entrevista que Vargas ofreció en la terraza del Senado a sus más duros críticos.

Un ejercicio democrático que pocas veces se ve en México.

“Usted es un policía (del Cisen y la Federal) y no nos gusta que el enfoque de la migración sea de seguridad nacional”, embistió por otro flanco el sacerdote Tomás Gutiérrez “Fray Tormenta”, de la casa para migrantes “La 72”, en Tenosique, Tabasco.

Vargas, tomó notas, observó, aguantó las respuestas hasta el tiempo que le dio la dinámica en la mesa de trabajo de la Semana de la Migración.

Luego respondió: “Estoy de acuerdo en que al Instituto hay que meterle dinamita… y técnicamente es lo que estamos haciendo”.

Acabar con la corrupción “que le da vergüenza”, dijo, pero que “ya estaba ahí” cuando él llegó, cuando el presidente Enrique Peña Nieto lo trasladó de la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla a la hecatombe del éxodo, a las redadas, repatriaciones, mafias de traficantes y matanzas de quienes cruzan clandestinos rumbo a Estados Unidos.

“La red del crimen en la migración tiene una estructura tan organizada como el narcotráfico –describió- no opera por separado”.

Esa realidad lo persigue día y noche, como a una sombra, como los tres testimonios que tenía frente a él en la Cámara Alta: un nicaragüense secuestrado, un refugiado político colombiano y un hondureño mutilado cuya regularización migratoria no se concreta, a pesar de ser víctimas de delincuentes y negligencia.

Por supuesto que las organizaciones delictivas no podrían operar sin la ayuda de autoridades, el comisionado está consciente, y por eso echó en las últimas dos semanas a 1,000 funcionarios corruptos.

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