Más intervencionistas llegan al Gobierno de Cristina Fernández

Analistas anticipan que los cinco funcionarios nombrados por la presidenta argentina tratarán de atajar problemas como la inflación, el déficit fiscal y la caída de las reservas internacionales

BUENOS AIRES – Los cambios que la presidenta Cristina Fernández dispuso en el gabinete tras reincorporarse a la actividad oficial después de su licencia médica reafirman el actual modelo de intervencionismo del Estado en la economía, lo que para algunos analistas augura que no habrá al menos en el corto plazo una solución para los problemas que aquejan a Argentina: la inflación, el déficit fiscal y la caída de las reservas internacionales.

Desde el miércoles, el actual viceministro de Economía Axel Kicillof reemplazará al frente de esa cartera a Hernán Lorenzino, lo que para los analistas supone una profundización de lo que la presidenta denomina el modelo de inclusión social y que para sus críticos se basa en la aplicación de medidas populistas que han llevado la inflación a un 25% anual.

La designación de Kicillof es, según analistas, un sinceramiento de la realidad, ya que el economista de ideología izquierdista cumplía funciones de ministro. En los últimos años, Kicillof fue ganando poder dentro del gabinete al participar en el diseño de la nacionalización de la petrolera YPF.

“No se espera un cambio de 180 grados que tienda a corregir los desequilibrios, sino más bien medidas de control de la economía para que los desequilibrios no se agraven”, dijo a The Associated Press Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com.

Sica puso en duda que el gobierno vaya a encarar un programa antinflacionario. “Para ellos (el aumento de los precios) es producto de sus políticas de inclusión y, en algunos casos, es la reacción de los mercados a intereses corporativos por la pérdida de su situación de privilegio”. Para el economista, las políticas seguirán apuntando a “mantener el crecimiento económico con más consumo”.

Daniel Kerner, de la consultora Eurasia Group, dijo en un comunicado que estos cambios “confirman que la presidenta no cree que sus políticas hayan fallado y que confía en sus asesores más radicales”. Es probable que las políticas económicas se vuelvan “progresivamente más intervencionistas” poniendo en riesgo recientes acercamientos a inversores extranjeros, sostuvo.

El nombramiento de Kicillof también supone una “mala noticia” para el sector energético, dijo Kerner al señalar que el designado ministro fue el cerebro detrás de la expropiación de YPF a la petrolera española Repsol y de un decreto que incrementó la intervención estatal en el sector. “Dado su poder renovado y acceso a la presidenta, las presiones sobre las compañías energéticas probablemente aumentarán”, indicó.

El exjefe de Gabinete Alberto Fernández dijo a Radio Mitre que es “preocupante” la designación de Kicillof al advertir que “no es un buen mensaje para la comunidad internacional de negocios”. El exfuncionario, que integró el gabinete de Néstor Kirchner, antecesor y fallecido marido de la mandataria, se preguntó cómo ese economista “de origen marxista” va a convivir con un “ortodoxo y conservador” como Jorge Capitanich, gobernador de la provincia norteña de Chaco y designado la víspera jefe de gabinete.

En tanto, José Ignacio de Mendiguren, expresidente de la Unión Industrial Argentina y electo diputado por el opositor Frente Renovador, señaló a Radio 10 que Kicillof “hace de la arbitrariedad la forma de ejercer la política económica” y está demasiado cerca ideológicamente de Guillermo Moreno, secretario de Comercio y defensor de la restricción de importaciones y otras políticas proteccionistas.

Sin embargo, Osvaldo Cornide, titular de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, consideró que Kicillof es un “interlocutor interesante y accesible”, por lo cual manifestó “expectativa” respecto de su designación. “Se puso en evidencia lo que ocurría en la realidad, y para nosotros, era la persona que más poder de decisión tenía en el área”, dijo a la agencia oficial de noticias Télam.

Sobre la designación de Juan Carlos Fábrega, titular del estatal Banco Nación, al frente del Banco Central, Sica opinó que quizá “mejore la relación con el sistema bancario, pero no lo veo en principio con experiencia para garantizar más independencia” de la entidad emisora.

Aldo Pignanelli, también extitular de esa entidad monetaria, señaló que Fábrega ayudaría a frenar la sangría de reservas internacionales, que se redujo a unos $32,200 millones debido a pagos de deuda e importación de energía, entre otros. “No va a ser tan fácil que emita moneda sin límites como sucedió hasta ahora… No se hizo otra cosa que avalar el déficit fiscal con emisión y dejar mansamente que manoteen las reservas”, afirmó Pignanelli a radio La Red.

La generalidad de los analistas consideró positiva la designación de Capitanich, al señalar que es un dirigente con respaldo político y apoyo electoral que conoce la gestión pública y puede aliviar a la presidenta de ciertas labores. Le asegura además a Fernández aceitar su relación con otros gobernadores peronistas con peso propio dentro de ese movimiento político.

Capitanich es una de las figuras que se mencionan como competidor dentro del peronismo por la candidatura presidencial para las elecciones generales de 2015, a las que Fernández no se puede presentar por una prohibición constitucional.

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