Antropólogo mexicano llama a latinos a “no perder sus raíces”
Los jóvenes hispanos en EEUU, deben defender su idioma advirtió Miguel León Portilla, quien recibirá el premio "Living Legend" de la Biblioteca del Congreso

El historiador defiende la preservación del castellano. Crédito: María Peña / Impremedia
Washington.- Los jóvenes latinos en EEUU, expuestos sin remedio al “spanglish”, deben defender su idioma y el lenguaje indígena de sus antepasados porque “si pierden su lengua, pierden sus raíces”, advirtió en entrevista con La Opinión el antropólogo mexicano Miguel León Portilla
Aunque aprender inglés es clave para la integración, preservar su idioma es vital porque, además,el bilingüismo “les permite ver la realidad desde dos perspectivas distintas”, dijo León Portilla, horas antes de recibir un premio de la Biblioteca del Congreso.
Considerado una eminencia en el estudio del náhuatl, recibirá el prestigioso premio “Living Legend” (“Leyenda Viva”) de la Biblioteca del Congreso.
El presidente de la institución, James H. Billington, calificó a “Don Miguel” como un “magnífico humanista y académico“, y recibirá la medalla por contribuir “a la diversa herencia cultural, científica y social de América”, en el marco del coloquio “Celebración de México”.
En un suntuoso salón de mármol de la biblioteca y apoyado en su bastón, León Portilla, de 87 años, dijo estar “muy sorprendido” de recibir el premio, creado en el segundo centenario de la fundación de la biblioteca.
Al aceptar el premio, recordará que cinco estados tienen nombres en español -California, Nevada, Colorado, Florida y Montana- y que Nuevo México es vocablo náhuatl.
El historiador convivió desde joven con pueblos indígenas, como los araucanos en Chile, los quechuas y aimaras en Perú, los miskitos en Nicaragua, los quiché en Guatemala, y algunas tribus en Alaska y otras reservaciones en EEUU.
Políglota y amante de la “gran literatura” náhuatl, León Portilla describe su pasión por la lengua azteca que le contagiaron dos “maestros excepcionales”, el arqueólogo Manuel Gamio y el padre Angel María Garibay.
León Portilla, que aprendió el náhuatl con Garibay, afirmó que más de dos millones de personas lo hablan, desde el centro de México hasta la península de Nicoya en Centroamérica, “por un sentido de marginación y, sobre todo, por afirmación de su identidad y prestigio cultural“.
Su influencia en el español se ve en vocablos que pululan la fauna, flora y geografía, como chicle, comal, tomate, aguate, cacao, tamal, coyote, o chocolate.
El náhuatl se estudia en una veintena de universidades de EEUU, incluyendo de California y Texas, pero él cree que éstas pueden profundizar sus contactos con grupos indígenas.
Desde puestos encumbrados, León Portilla se ha reunido con muchos gobernantes del continente, siempre defendiendo la preservación de las lenguas indígenas.
“Siempre aconsejo a mis estudiantes indígenas, algunos con doctorados: “háganse del partido político que quieran, pero no pierdan su lengua y regresen a su comunidad“, dijo.
Para León Portilla, el internet es clave para el rescate y divulgación del náhuatl, tomando en cuenta que más de la mitad de las más de 5,000 lenguas en el mundo podrían desaparecer este siglo. En Baja California, solo quedan cerca de 40 que hablan la lengua yumana, dijo.
El maestro trabaja con el gobierno de la Ciudad de México para que se instale en el metro videos con trozos de cantos y poesía náhuatl, para atrapar el interés de los cuatro millones de pasajeros que lo usan a diario.
Si la “lengua es patria”, como diría el escritor alemán Günter Grass, León Portilla defiende la preservación del castellano que comparten 500 millones, porque “pronto habrá más hablantes que tienen el español como lengua materna”.
Es autor de un poema en náhuatl y español, en el que advierte: “Cuando muere una lengua… la humanidad se empobrece”.