Un millón de estadounidenses sin trabajo y sin prestaciones

, mudarse y aceptar empleos con salario mínimoAyer llegó a su fin el programa de subsidios federales por desempleo

Richard Mattos, de 59 años, busca trabajo en un centro de empleo estatal en Salem, Oregon. Mattos es uno de los más de un millón de americanos que ya han perdido el beneficio del Desempleo.

Richard Mattos, de 59 años, busca trabajo en un centro de empleo estatal en Salem, Oregon. Mattos es uno de los más de un millón de americanos que ya han perdido el beneficio del Desempleo. Crédito: AP

WESTMINSTER, California.— Ayer sábado se cumplió el plazo para más de un millón de estadounidenses sin trabajo, quienes desde este día se quedaron sin subsidio federal por desempleo. Muchas personas sin trabajo se verán forzados a vender sus autos, mudarse y aceptar empleos con salario mínimo luego de haber recortado ya sus gastos hogareños y empeñado pertenencias para poder sostenerse.

Por ejemplo, Greg y Barbara Chastain, de Huntington Beach, California, pusieron a sus hijos en el programa de almuerzos escolares y eliminaron las cenas fuera de casa, tras perder su compañía de fabricación de camisetas en junio por una disputa con un inversionista. Los Chastain agotaron sus prestaciones estatales por desempleo y ahora que los pagos federales se acabaron, a menos que encuentren empleos pronto, la pareja planea sacar a sus hijos de la escuela secundaria en enero y mudarse unas 50 millas al este, donde un familiar tiene una casa en la que podrían vivir y ahorrar el alquiler.

“Pudiéramos deshacernos de uno de los autos, pero entonces no puedes ir al trabajo. Es un ciclo sin fin”, dijo Greg Chastain, de 43 años, mientras acompañaba a su esposa a un centro del condado de Orange de apoyo a desempleados. Dijo que al final podrían probar fortuna en un estado menos caro, como Arizona o Texas, si él puede conseguir un empleo en la industria manufacturera allí.

El fin del programa de cinco años —que extendió los pagos para las personas que han estado desempleadas por largo tiempo— afectó desde el sábado a 1.3 millones de estadounidenses y afectará a centenares de miles más en los meses siguientes. Bajo el programa, el Gobierno federal pagó un estipendio mensual promedio de 1,166 dólares.

Aunque el Gobierno de Barack Obama y los demócratas en el Congreso deseaban prolongar el programa, las extensiones fueron retiradas de un acuerdo de presupuesto acordado este mes y los republicanos rechazaron su costo de 26,000 millones de dólares anuales.

El fin del programa de subsidios pudiera causar una baja en la tasa de desempleo del país, pero no necesariamente por una buena razón. Las personas sin trabajo están obligadas a buscar trabajo para poder recibir prestaciones por desempleo. Con la desaparición de las prestaciones, algunos desempleados frustrados dejarán de buscar trabajo, por lo que no serán contados más como desempleados.

La tendencia ya ha aflorado en Carolina del Norte, que comenzó a recortar los subsidios en julio. La tasa de desempleo en el estado bajó —de 8.8% en junio a 7.4% en noviembre— aunque la cantidad de residentes del estado que dijeron tener trabajo apenas aumentó ligeramente en ese período.

Este mes, el director de la Reserva Federal Ben Bernanke advirtió que el fin de la extensión de los pagos “hará bajar la tasa de desempleo, pero por la razón equivocada”.

Dese 2008, el programa federal pagó prestaciones a los desempleados una vez que se vencieron sus 26 semanas de pagos estatales. En su punto máximo, el programa pagó hasta 73 semanas —típicamente ofrecidas en períodos de alto desempleo— a quienes no tuvieron trabajo por un largo plazo.

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