Argentina sorprende con un revés a su política cambiaria

La nueva política tiene el potencial de disparar aún más la inflación

La incertidumbre era evidente en las pizarras de las casas de cambio en Argentina.

La incertidumbre era evidente en las pizarras de las casas de cambio en Argentina. Crédito: AP / Natacha Pisarenko

Argentina vuelve a ser centro de la atención y los nervios económicos mundiales algo que está afectando a las Bolsas internacionales, a las divisas de algunos mercados emergentes y refuerza la desconfianza con la que los inversionistas estaban ya mirando a estos mercados.

El viernes por la mañana, y por sorpresa, Jorge Capitanich, jefe del gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunció un levantamiento parcial de las restricciones reales a la compra de dólares efectivas desde finales de 2011 en el país. Aquellas restricciones oficiosas se conocen como el “cepo cambiario” y a partir del lunes este se abre porque los argentinos podrán comprar dólares en el mercado oficial, además se rebaja al 20% (desde el 35% actual) el impuesto a pagar por adquirir esta divisa.

La medida, que pese a su calado se anunció sin explicaciones, llega un día después de que el peso sufriera una devaluación del 12%, su mayor depreciación en más de una década.

En los apenas 24 días de este año la divisa argentina se ha depreciado 18% debido a que las autoridades han tenido que dejar de sostenerla ya que las reservas de dólares con las que compraban peso han caído hasta los 29,000 millones, el nivel más bajo en siete años. Esta devaluación puede ir a más a partir del lunes si los ciudadanos aprovechan la nueva política lo cual puede disparar aún más una inflación que es junto con la de Venezuela la peor de Latinoamérica.

Algunos economistas han afirmado al diario La Nación que pese al volantazo del Gobierno no se espera que se autoricen muchas transacciones y el extitular del Banco Central, Aldo Pignanelli ,explicaba que el Gobierno ha querido producir “un shock en el mercado para generar un poco más de confianza”.

Tradicionalmente, los argentinos se han refugiado en el dólar para combatir una persistentemente alta inflación y en los últimos años han optado por acudir al mercado negro para tener unos ahorros en dólares que les protejan de devaluaciones o congelaciones de depósitos, algo que tienen fijado en su memoria reciente.

Oficialmente los precios han crecido 11% pero no hay ningún economista que considere serio este cálculo de la inflación. De hecho, el Fondo Monetario Internacional ha amonestado al país por no presentar cifras creíbles. Se calcula que la inflación ronde el 28% y que llegue a alcanzar el 30%.

Argentina ha estado al margen de los mercados de crédito internacionales desde que suspendió pagos de su deuda en 2001. Actualmente el déficit presupuestario está ampliándose, la cuenta corriente (el comercio de bienes y servicios con el resto del mundo) ha perdido el superávit y el crecimiento, que el FMI calculaba que estaría en el 2,8% este año, no hace más que ralentizarse.

El cambio de política en Argentina crea incertidumbre en un momento en el que otros países emergentes están haciendo frente a un fuerte frenazo económico como ha revelado las últimas cifras de China y Brasil.

Brasil tiene una alta exposición a Argentina aunque ahora el primero tiene socios comerciales más fuertes en China y EE.UU., no obstante, si la economía argentina colapsa los emergentes recibirán parte del golpe en unos mercados que no aceptan ni incertidumbres ni riesgos.

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