Puerto Rico “Too Small to Rescue”
El viernes la agencia acreditadora Moody’s degradó la deuda de las Obligaciones Generales del Gobierno de Puerto Rico, calificando los bonos de la isla como chatarra. Además otorgó una perspectiva negativa de la economía, debido a posibles problemas de liquidez, riesgo de refinanciamiento y el limitado acceso al mercado. Así Moody’s se une a Standard and Poor’s que el martes VVVV se convirtió en la primera agencia acreditadora en degradar los bonos de la isla a grado especulativo.
Esta degradación no toma a nadie por sorpresa, era un evento esperado ya que Puerto Rico estaba cotizando desde hace algún tiempo con bonos especulativos en el mercado de bonos municipales.
Desde la década de los 70 Puerto Rico aumentó el tamaño del gobierno y cuadró el presupuesto con deuda. Lo que sentó un precedente para los gobernantes subsiguientes. Esto fue posible debido a una relativa actividad económica impulsada por la sección 936 del Código de rentas Internas Federal que extendió beneficios fiscales a empresas que manufacturaban en la Isla.
Esto llevó a Puerto Rico a una zona de “confort” que evitó enfrentar realidades de sus estructuras sociales y económicas hasta 1996 cuando se eliminó la 936 y la apertura del NAFTA tratado de apertura comercial entre Estados Unidos, México y Canadá dos años antes. Estos sucesos lograron que Puerto Rico perdiera sus principales ventajas competitivas, la relación de apertura comercial única con los Estados Unidos y el de paraíso fiscal para las multinacionales.
Sin un plan de desarrollo económico y social sostenible, Puerto Rico sobrevivió de préstamos y de los remanentes de una industria de manufactura ineficiente. Esto y nuestra realidad política llevó a Puerto Rico a tener una deuda de $70,000 millones, tres veces la deuda de Detroit y a un estancamiento económico virtual donde la economía se ha contraído casi un 13%.
Asimismo, ha habido un éxodo masivo en esta pasada década de más 500,000 puertorriqueños a los Estados Unidos en búsqueda de oportunidades económicas. Disminuyendo así la clase productiva del país y la base social para recaudar impuestos para el erario nacional.
La pregunta que surge ahora es: ¿será posible para Puerto Rico cumplir con la deuda o nos acercamos a una inminente reestructuración de los bonos?
Si la deuda pública per cápita en Puerto Rico es de $20,000 y según el último censo son unas cien las personas que abandonan la isla diariamente, la carga de la deuda aumenta para quienes se quedan en la isla.
Es importante que Puerto Rico considere la crisis un asunto nacional, ya que Estados Unidos fue categórico en expresar que no habrá ningún tipo de rescate. Parece ser que el territorio americano caribeño no es “too big to fail”. Esto, a diferencia de las más de 900 corporaciones norteamericanas a las que se le otorgaron, desde el 2009, $700 billones de dólares del erario nacional para cubrir sus ineficiencias internas, trampas y robos. Salvándolas de un cierre inminente.
La isla-nación lleva décadas dilatando confrontar realidades y es inminente una revisión de sus pilares productivos, de su estructura política, de sus dirigentes, de su relación con los Estados Unidos y de su compromiso y pensamiento nacional social.
Es imperativo reestructurar aquellas instituciones que han interrumpido e imposibilitado el desarrollo económico y que a su vez han retroalimentado negativamente este ciclo de acumulación de deuda. Es momento de actuar y tomar esto como una gran oportunidad para un cambio real que impacte positivamente a futuras generaciones de puertorriqueños.