Padres deportados pelean desde México por sus hijos
Padres deportados son obligados a obtener custodia ante cortes en EEUU
Margarita Almaraz y Alfonso Mejía, el día que recibieron a sus hijas en la Ciudad de México. Crédito: Gardenia Mendoza / La Opinión
MÉXICO.— Su deportación fue brutal. No solo porque los dejó de la noche a la mañana sin una vida de años, sin empleo, ni amigos, ni hogar, sino porque les arrebató a los hijos de los brazos para ponerlos en manos de los Servicios de Protección Infantil (CPS) a los que hoy enfrentan desde México en batallas por la custodia.
No es un asunto sencillo. El hecho de no estar presentes en Estados Unidos obstruye su acceso a los procesos judiciales; además, los tribunales de los condados en EEUU exigen requisitos de los que carecen los municipios mexicanos más pobres y lejos que son justamente desde donde emigra la mayoría de la diáspora.
El Instituto de la Mujer en la Migración (Imumi) documentó que en algunas comunidades de la montaña mexicana hay que viajar hasta 10 horas para recopilar los documentos que exigen los trabajadores sociales y los jueces estadounidenses, tales como pruebas de ADN, estudios psicológicos y constancias de cursos en escuelas para padres.
En contra, “hay condados en Estados Unidos donde las autoridades son reacias a creer que es mejor que los niños hijos de indocumentados regresen con sus padres”, reconoce Reyna Torres, directora general de Protección de los Mexicanos en el Exterior (PME).
La red consular mexicana cuenta actualmente con 20 memorándums de entendimiento en igual número de condados en EEUU, con el objetivo de que los CPS notifiquen a la respectiva diplomacia mexicana cada vez que un niño estadounidense de padres mexicanos quede bajo su custodia.
Sin embargo, el acuerdo de “buena voluntad” no se cumple cabalmente. La notificación ha sido un tanto subjetiva y no siempre lo hacen”, dice Carlos Sada, cónsul de Los Ángeles.
Hay tres caminos para que un niño estadounidense de padres indocumentados termine en custodia de los Servicios de Protección Infantil, según documentó la Comisión de Mujeres Refugiadas en Norteamérica. Cuando el progenitor es detenido y este no tiene forma de comunicarse con familiares, cuando no se le permite hacer llamadas y no tiene a quién recurrir, o cuando el progenitor y el hijo son detenidos por la policía y esta los canaliza directamente a ICE y CPS o en casos de abuso infantil.
Torres, de PME, recomienda a los padres tener un plan de acción para el hipotético caso de una detención: pensar con quién pueden dejarlos, y registrarlos con la doble nacionalidad. Si los padres ya están en México, acudir a cualquier delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores en los estados para información.
El fenómeno masivo de mexicanos de retorno tomó por sorpresa a las partes. “La mayoría de las autoridades regionales, tanto en México como en EEUU, no tienen idea de los procesos que hay que seguir en caso de que un niño se quede en custodia del estado”, subraya Gustavo García, abogado de la Dirección de Atención al Migrante en el Distrito Federal, quien asesora mensualmente dos casos de este tipo.
Pero hay alternativas: lo principal, “es no tener miedo a pelear”, dicen las familias de los afectados.
(Atendida por la Red Consular de la SRE en ambos lados de la frontera)
- 2010- 2845 casos
- 2011- 2153 casos
- 2012- 2233 casos
- 2013- 2113 casos
- 2014- 436 casos (al 18 de marzo)
* El Applied Research Center estimó en 2011 que al menos 5,100 menores de edad, cuyos padres o madres fueron detenidos o deportados, estaban bajo la custodia de las autoridades de bienestar infantil (CPS).
“Nunca me daré por vencido”
Cuando a Jorge Adán Aguiñaga lo capturó el ICE en un operativo cerca de su trabajo en Laredo, Texas, ya no pudo visitar a su hija Bella, de cuatro años, en el CPS donde peleaba la custodia tras la separación de la madre estadounidense adicta que abandonó a la menor en un hotel.
Lo que ocurrió después fue muy rápido: la desorientación, la carga de papeles en busca de ayuda y el dolor cuando la trabajadora social en Estados Unidos le dijo, por teléfono, que una familia adoptó a su niña y dos medios hermanos gemelos a quienes quería como si fueran su sangre, no sus hijastros.
“Sentí como si me dieran un balazo en el corazón”, describe. “Dijeron que fue por mi desapego, ¿cómo no voy a estar alejado si me sacaron del país?”.
Dos años después, Aguiñaga sigue la lucha legal: se hizo estudios de ADN y psicológicos y su madre viaja periódicamente a Laredo con visa de turista para llevar regalos a Bella. Tal como lo pidieron en Texas.
“No saben dónde están sus hijos”
Salvador Gómez y su mujer regresaron a la comunidad indígena de Nichnamtic, en el sureño Chiapas, como se fueron: sin hablar español, ni inglés, sólo tzotzil y con dos hijos. Los otros dos niños que tuvieron en Estados Unidos se los quitó el CPS después de un accidente en condiciones poco claras.
“No saben explicar bien cómo ocurrió”, comenta Lucio Díaz, activista de la Coalición de Indígenas Migrantes en San Cristóbal de Las Casas que busca ayudar a recuperar a los niños. “Ni siquiera saben en dónde están, si ya los tiene alguna familia, estamos empezando a buscarlos de cero”.
Los Gómez perdieron a los niños hace dos años cuando fueron deportados y se habían “resignado” ante la falta incomunicación en su pueblo de apenas 1200 habitantes donde no hay señal para teléfono.
Rescatados vía Internet
Margarita Almaraz y Alfonso Mejía recuperaron a sus hijas Ashanti, de ocho años, y Asheley, de cuatro, cuando un juez del condado de Chester, Pensilvania, permitió las audiencias por la custodia desde la capital mexicana vía Skype.
Fue el primer caso en que una familia mexicana logró ganar la custodia al Estado norteamericano a través de la tecnología Skype, en 2011, después de casi tres años en que fueron acusados de abuso infantil; los progenitores afirman que se trató de una situación de “malinterpretación” de la cultura porque las niñas no hablaban bien inglés.
Hoy viven juntos en el Estado de México.