Despedida dolorosa para mexicano condenado a muerte

Ramiro Hernández será ejecutado hoy en Texas en presencia de su hermano

El condenado Ramiro Hernández (izq.) con su hermano Jorge, en la cárcel, en una foto del  archivo  familiar.

El condenado Ramiro Hernández (izq.) con su hermano Jorge, en la cárcel, en una foto del archivo familiar. Crédito: Suministrada

LIVINGSTON, Texas. — Horas separan al mexicano Ramiro Hernández de la inyección letal mientras su familia ya comienza a vivir el luto de perderlo, luego de 17 años tras las rejas.

Llegaron en grupo con la idea de dejar un testimonio de lo que ha sido este proceso para ellos. El equipo legal de Hernández ha interpuesto múltiples recursos para impedir su muerte pero hasta ahora todos han fracasado.

Su hermano Jorge, el mayor, concedió una entrevista a La Opinión en nombre de su familia. Han sido años visitando a Ramiro en la cárcel y ahora ha enfrentado días intensos en una despedida que pasa lenta y dolorosa.

Los recuerdos de la infancia con su hermano están vívidos en su memoria y al narrarlos surge una sonrisa, pero también las lágrimas. “Mi mejor recuerdo con Ramiro es cuando compartíamos en la casa, cuando éramos chicos, jugábamos y nuestra mamá nos correteaba. Nos escondíamos en el barranco entre el cartón y nos subíamos arriba de los marranos, hasta que nos tumbaban”, dice.

Ahora él, cinco de sus hermanas y madre están en Livingston, han visitado a Hernández en varias oportunidades y en las conversaciones con él lo que surge es el pasado.

“Ramiro se quedó en el tiempo, en el pasado, nos platica de lo que hacìamos en Tamaulipas, de las travesuras, incluso recuerda cosas que uno ha olvidado. Me dice que me porte bien, que cuide a mis hijos y a mis hermanas”, dice.

Han sido 17 años de cárcel desde que fue condenado por el asesinato del profesor de la Universidad de Baylor, Glen Ernst Lich (48), su esposa Lera fue el principal testigo, quien declaró que Hernández golpeó a su esposo con una barra de metal y luego la violó en repetidas ocasiones.

Jorge se enteró del crimen en la televisión. Desde que su hermano se había mudado a Estados Unidos a finales de los años 90, no tenía mucho contacto con él. Nunca han hablado sobre aquel día, nunca le ha preguntado si lo hizo, no lo sabe o simplemente es demasiado doloroso hablar de eso, ahora lo que le importa es la persona que ve en su hermano.

“Él nos habla que ha encontrado la paz y le pide perdón a las personas que fueron afectadas. A veces muchas personas son afectadas por los errores que uno comete, yo no quisiera que esto hubiera pasado”, dice. “No juzgo su reacción, sino más bien pediría perdón a esas familias, pero también hay que pensar en que la persona que falleció no revivirá con la ejecución”, agrega. Jorge será uno de los testigos, cuando, hacia las 6:00 p.m, en la Unidad de las Paredes de la cárcel de Huntsville se inyecte a Ramiro con Pentobarbital. Y al pensarlo, confiesa tener miedo, pero lo hará porque sabe que es importante para su familia.

El lunes pasado la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas negó la aplicación para clemencia de Hernandez por decisión unánime, era la última instancia que podría haberlo salvado.

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