Gobernadora hispana Susana Martínez en pie de guerra
La gobernadora de Nuevo México está enfocada en su campaña por la reelección para noviembre próximo
La primera gobernadora hispana en Estados Unidos, la republicana Susana Martínez, enfrenta una de las carreras electorales más confrontacionales de este ciclo en el que busca su reelección en Nuevo Mexico.
Martínez, una figura que ha logrado alcance nacional, parece preparada para noviembre, al menos eso dicen los $1.2 millones que logró recaudar en el último ciclo de donaciones que cerró en abril y los $4.2 millones que tiene en la mano, aparte de los fondos asociados a SusanaPAC, orientado a ayudar e influenciar campañas a nivel local, junto a otros esfuerzos.
La gobernadora enfrenta una amplia lista demócratas que buscan desbancarla, entre ellos el procurador general de Nuevos México, Gary King, los senadores estatales Linda López y Howie Morales, el ex candidato a vicegobernador, Lawrence Rael y el empresario Alan Webber.
Esta semana Martínez recibió un duro golpe político al filtrarse a la prensa el contenido de supuestos correos electrónicos donde se refiere a su oponente con palabras ofensivas y denigra el trabajo de profesores.
En respuesta, el vocero de Martínez, Chris Sánchez, dijo que se había publicado material de cuatro años de antigüedad, perteneciente a conversaciones privadas enviadas por individuos que están bajo investigación federal por el robo de información del correo electrónico de la gobernadora. “La izquierda está tratando de desprestigiar a la primera gobernadora hispana mujer”, aseguró.
Desde entonces la campaña de Martínez ha iniciado una fuerte línea de ataque contra “medios de comunicación liberales”, mientras organizaciones como ProgressNow, enfocadas en promover candidatos e ideas progresistas, han escalado en los dardos hacia Martínez.
La organización destacó que en 2012 “varias cadenas de correos electrónicos entre personal de la administración de Martínez mostraron un intento deliberado de crear una red de correos secretos, donde se manejaban asuntos estatales fuera de la vista del público”.
La política es “un negocio sucio” como se ha definido en innumerables ocasiones, lo que se trasluce especialmente en las campañas electorales, donde varios esqueletos salen del closet y pueden hacer la diferencia entre los votantes. Es una pelea personal que apela a todas las áreas en la vida de los candidatos.