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Mi madre o mi mejor amiga

Los pros y contras de tener una estrecha relación con mamá

Es la mujer que nos ha acompañado, literalmente, toda la vida. Nos cuida cuando nos enfermamos, nos protege, nos da apoyo y celebra cada uno de nuestros logros. Muchas la consideran “su mejor amiga” pues su incondicionalidad no tiene límites.

Pero qué pasa cuando esa confianza, que fue fundamental en nuestra adolescencia, pasa a ser un arma de doble filo en nuestra adultez. “Que debes pasar más tiempo con tu marido”, “que no debes criar a tu hijo así”, “que deberías hablar con tu jefe” hasta incluso, “no me gusta esa amiga de la oficina” son frases que a los 30 años, muchas no queremos escuchar. Menos de nuestras madres.

El problema principal, según nos cuenta la doctora Ismenia Rodríguez-Ramos, es saber qué temas tratar con nuestra madre y cuáles no.

“Es una pregunta bien importante pues es algo que no pensamos y luego nuestras madres están muy enteradas de nuestra vida aconsejando y criticando”, explica la especialista agregando que “finalmente, esto puede causar más incomodidad que beneficio”.

La terapista con consulta en El Bronx, aconseja que sean este tipo de tópicos los que conversemos más a menudo con nuestra mamá.

“Temas en los cuales domine más el sentido común o intelectual en vez de los sentimientos”, recomienda Ismenia. Hablamos de la escuela, trabajo “y personas no significativas en nuestras vidas como los maestros o la señora que atiende el negocio de la esquina”.

La razón es sencilla: estas personas afectan momentáneamente nuestras vidas y no son importantes.

La doctora Rodríguez-Ramos es clara en señalar que debemos ser muy cautelosas con los temas íntimos y qué le contamos a mamá.

Imagina este escenario: te peleas con tu pareja, estás enfurecida, llamas a tu madre para contarle e incluso, hablas de más. Tres días después, todo se arregló como si nada hubiera pasado. Sin embargo tu mamá ya sabe cómo es la realidad de tu relación y no mira a tu novio con los mismos ojos.

“La regla general en estos casos es recordarnos que estamos hablando con nuestra madre y no con nuestra amiga”, enfatiza la terapista.

Y como las madres son incondicionales, lo más probable es que tras escuchar unas ciertas verdades mirará a nuestro novio con otros ojos “pues pensará que ese hombre le está haciendo daño a su hija”, ejemplifica.

Ismenia Rodríguez-Ramos recomienda tener un diario de vida. “En las terapias, aconsejamos que tengan un cuaderno donde puedan escribir todos estos sentimientos” pues las personas necesitan expresarse sin tener consecuencias negativas por sus actos.

“Esta es una forma positiva de ventilar, liberar nuestros sentimientos”, aconseja la especialista.

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