El daño del rumor

El imperio de destrucción del operador político JJ Rendón puede llegar a su fin

El senador electo y expresidente de Colombia, Álvaro Uribe denunció un supuesto aporte de dos millones de dólares del publicista venezolano Juan José Rendón para pagar deudas de la campaña en 2010.

El senador electo y expresidente de Colombia, Álvaro Uribe denunció un supuesto aporte de dos millones de dólares del publicista venezolano Juan José Rendón para pagar deudas de la campaña en 2010. Crédito: EFE

Al grano

Él ofrece tácticas poco ortodoxas y artimañas escabrosas. Utiliza la propaganda sucia con absoluta libertad y beneplácito de sus clientes, destapando o inventando un lado oscuro de quienes son contrincantes o enemigos de ellos.

Lo llaman estratega político, publicista, alquimista de la política del siglo XXI o consultor. Todos esos títulos encubren su verdadero rostro de propagandista oscuro y siniestro, el cual es ensalzado y hasta endiosado por ciertos periodistas, que lo ven como inteligente y sagaz. Pudiese serlo, pero con malévola intención: cobra dinero por denigrar la honra de persona que tal vez ni siquiera conoce.

Su nombre se ha hecho popular en algunos países de Latinoamérica, donde candidatos presidenciales lo han empleado, considerándolo como el salvador de sus campañas electorales. Se llama Juan José Rendón. Es un periodista venezolano de 50 años, de quien dicen como si fuese un valor humano “hace historia y también la deshace”. ¿Cuál es su estrategia? Difunde basura, falsedad, difamación, engaño y ultraja a las personas.

Con su estrategia logra manipular las encuestas y ha llevado al triunfo a candidatos que asesoró, como a Enrique Peña Nieto, en México, y a Juan Manuel Santos en Colombia, en la campaña de 2010.

Pero lo que muchos no ven, o no les importa, es que este tipo de estrategias no solo dañan la imagen del candidato atacado, sino que sitúa a quienes lo emplean en una mala posición de tramposos y canallas, porque aceptan los métodos inmorales en contra de la ética, explotando el más bajo instinto humano: la perversidad.

Jota Jota Rendón no se ha inventado nada nuevo haciendo propaganda negra. Durante años en los Estados Unidos han utilizado métodos similares. Lo insólito y distinto es que su estrategia es ahora prácticamente consentida por muchos de los ambiciosos candidatos o aspirantes a cargos públicos, como si fuese normal y lícito.

Así está ocurriendo en Colombia, donde el proceso electoral está contagiado por el estilo de JJ Rendón, convirtiéndolo en un espectáculo bochornoso, transformando el ejercicio de la política en un circo barato. Se repite la historia de las campañas latinoamericanas: quedan a la deriva las necesidades sociales y económicas de la gente, desde la superación de la pobreza y los programas de salud y educación, porque los candidatos compiten por ensuciar la imagen del otro y no por plantear soluciones.

El imperio de JJ pudiese estar llegando a su fin, porque quien mal actúa, mal acaba. Si se comprueba que Rendón recibió 12 millones de dólares para mediar ante el Gobierno de Juan Manuel Santos la rendición de un grupo de narcos, es posible que los Estados Unidos le retiren el asilo político (Lo obtuvo por ser perseguido del chavismo). Él afirma que fue solo una colaboración gratuita. Muy generoso de su parte.

La democracia está moribunda por “estrategas” como Rendón y dirigentes malintencionados que usan sus servicios.

Los ingenuos y quizás despistados ciudadanos se dejan engañar, mientras el gurú de la propaganda sucia, la encarnación de la antipolítica, toma un sorbo de su propia medicina, aunque él mismo lo ha dicho, “para el rumor no hay remedio”.

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