Nadie es perfecto
Cómo identificar al niño perfeccionista

La ansiedad que sienten los niños perfeccionistas los puede llevar a la depresión. Crédito: Shutterstock
Todos los padres tenemos expectativas en cuanto a nuestros hijos, algunos más que otros. En su deseo de verlos triunfar, muchas madres ponen demasiada presión, sin darse cuenta de que están convirtiendo a sus niños en pequeños perfeccionistas, siempre ansiosos y preocupados por no defraudar a sus papás.
Tratar de obtener buenas calificaciones, o de tocar bien un instrumento es algo positivo, el problema nace cuando la presión que siente el niño es tanta que termina deprimiéndose y aislándose de los demás. Distintas investigaciones han encontrado que existe una predisposición genética para el perfeccionismo, y que las circunstancias y experiencias contribuyen a desarrollarlo.
? Todo o nada. Cuando un niño perfeccionista no puede alcanzar el estándar deseado, en lugar de encontrar un balance, abandona todo. Es el caso de los niños y jóvenes que pasan de ser los mejores estudiantes, a no preocuparse por la escuela y dejar caer sus calificaciones.
? Rigidez. En la misma línea que la característica anterior, los niños perfeccionistas se irritan y hacen berrinches cuando las cosas no le salen con la perfección que querría.
• Aislamiento. Los niños perfeccionistas tienden a sentirse diferentes de sus compañeritos, que quizás están más preocupados por salir a jugar que por tener calificaciones altas y optan por aislarse de sus pares.
• Criticismo. El perfeccionista no sólo se aísla de sus pares, sino que también los critica, debido a que sus estándares de calidad son siempre más altos que los del resto. Esto hace que le sea difícil trabajar en equipo.
? Revisa tus reacciones. ¿Cómo actúas cuando tu hijo trae una calificación baja, o comete un error? Muchas veces, una madre bienintencionada puede estar presionando a sus hijos a que hagan todo perfecto, sin darse cuenta de la ansiedad y estrés que les causa.
? El camino es más importante que el destino: Enséñales a tus hijos a concentrarse en el proceso, más que en el resultado. Si por ejemplo, a tu niño le gusta jugar futbol, recuérdale que lo importante es disfrutar el juego, y no si ganan o pierden.