Boricuas en Broadway hacen historia

Actores y actrices puertorriqueños que han plantado bandera en la Gran Vía Blanca

El actor y dramaturgo Lin-Manuel Miranda (cuarto a la izq.) junto a miembros del musical "In the Heights", que abrió el 9 de marzo del 2008 en el teatro Richard Rodgers en Broadway con un elenco mayormente latino. La pieza obtuvo 4 premios Tony, incluyendo el de mejor musical del año.

El actor y dramaturgo Lin-Manuel Miranda (cuarto a la izq.) junto a miembros del musical "In the Heights", que abrió el 9 de marzo del 2008 en el teatro Richard Rodgers en Broadway con un elenco mayormente latino. La pieza obtuvo 4 premios Tony, incluyendo el de mejor musical del año. Crédito: Barlow-Hartman, Joan Marcus.

El escritor y actor Lin-Manuel Miranda, ganador del premio Tony por “In The Heights“, recuerda como si fuera ayer la noche en que su ídolo, el músico y compositor dominicano Juan Luis Guerra, asistió a una función del exitoso musical.

“Todo me salió mal”, dijo Miranda, sin creerlo aún. “Cada vez que alguien se olvidaba los diálogos o que la orquesta se equivocaba en las notas, el actor boricua Robin de Jesús, que hacía de mi primo, me decía: ‘Juan Luis Guerra va a creer que tú escribiste eso’”, agregó entre risas. “Fue un desastre”.

Pese a este pequeño “desastre”, “In the Heights”, escrita por dos puertorriqueños nacidos en Estados Unidos, obtuvo cuatro premios Tony y se convirtió en la obra latina y con todos los personajes latinos de mayor éxito en Broadway. En ella también estaban, entre otros, los actores boricuas Karen Olivo y Priscilla López.

Miranda presentará el próximo mes de enero en el Public Theater la obra “Hamilton“. “Es un musical que trata sobre el tipo del billete de $10”, dijo Miranda, refiriéndose a Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, quien nació en Saint Croix, en el Caribe. “Me interesó porque se trata de la historia de un inmigrante”.

Pero su “In the Heights” siempre quedará como el gran triunfo latino en Broadway, dejando atrás los fiascos de musicales como “Mambo Kings” (2005, que nunca llegó a estrenar), o “The Capeman” (1998), que a pesar de ser escrita por Paul Simon y el Nobel de Literatura Derek Walcott colapsó tras solo 68 presentaciones. El fracaso fue en parte debido a las malas críticas y a las protestas porque se hiciera un musical sobre el asesino convicto Salvador Agrón. No obstante, le valió un Theatre World Award y una nominación al Drama Desk Award a la cantante Ednita Nazario.

Mambo Kings“, basada en el libro ganador del premio Pulitzer de Oscar Hijuelos, tuvo entre los protagónicos a los puertorriqueños Esaí Morales (“La Bamba”) y Justina Machado (“Six Feet Under”). “The Capeman” contó con Marc Anthony, Renoly Santiago, Élan Luz Rivera, y a Oscar Hernández como director musical.

Desde sus inicios a principios del siglo pasado, el paso de los puertorriqueños en Broadway ha tenido sus altas y bajas.

Juana de Dios Castrello, mejor conocida como Diosa Costello, cuenta con el título de ser la primera latina en estelarizar una obra en Broadway. La actriz, cantante y bailarina oriunda de Guayama debutó en 1939 en el musical “Too Many Girls” junto al cubano Desi Arnaz. Sin embargo, en la versión fílmica fue sustituida por Ann Miller.

“El Huracán del Caribe” o “Puerto Rican Bombshell”, como le llamaban los estadounidenses, sustituyó a la actriz Juanita Hall en el musical “South Pacific”, tras ésta ganar un Tony. Algunos de los vestuarios de esta artista que falleció el año pasado se exhiben en el Museo Nacional Smithsonian.

También en esa época, otra puertorriqueña, Olga San Juan, se convertía en la primera latina en recibir un premio de los críticos de Nueva York por su trabajo en el musical “Paint Your Wagon” (1951). San Juan continuó su carrera en Hollywood, donde estelarizó con Bring Crosby y Fred Astaire las películas “Blue Skies” y “Variety Girl”. En esta última también estaban Bob Hope y Gary Gooper. La actriz estuvo casada con actor ganador del Oscar Edmond O’Brien y tuvo tres hijos.

“Era una época en que se hacía mucho el show de variedades, pero muy pocas hicieron lo que Olga, que no fueran personajes estereotipados [de rumbera]”, dijo la actriz y periodista Miluka Rivera, autora del libro “Legado Puertorriqueño en Hollywood: Famosos y Olvidados”.

El actor, y director de cine y teatro José Ferrer, nacido en la isla y graduado de Princeton, produjo y protagonizó la obra “Cyrano de Bergerac”, con la que ganó el Tony (1947), y posteriormente el Oscar como mejor actor (el único latino en lograrlo), y el Golden Globe (1950) por la versión cinematográfica.

Sin embargo, su carrera se vio un poco afectada por el Comité de Actividades anti-americanas (HUAC), creado a finales de los años 30. El actor, que favorecía la independencia de Puerto Rico, fue incluido dentro de una lista de actores, productores y directores presuntamente “comunistas”. Juano Hernández, un destacado actor negro boricua de cine y teatro que había debutado en “Show Boat” (1921), así como la actriz mexicana Dolores del Rio, también resultaron perjudicados.

Sin duda, la presencia puertorriqueña en Broadway no estaría completa sin mencionar a la diva de los musicales, Chita Rivera, dos veces ganadora del Tony (“The Rink” y “Kiss of the Spider Woman”) y nominada en otras siete ocasiones. Rita Moreno, por su parte, obtuvo el Tony como mejor actriz por “The Ritz” (Rosie Pérez, otra boricua, protagonizó esta obra recientemente).

El actor, coreógrafo y director Boricua Luis Salgado (“Mambo Kings”, “Women on the Verge of a Nervous Breakdown”, “In The Heights”) dice que nunca se ha sentido discriminado y cree que Nueva York tiene oportunidades para todos.

“Mi experiencia siempre ha sido justa”, dijo Salgado, quien ahora actúa en el musical “Rocky” como el boxeador Kid Rizzo. “Lo gracioso es cuando en el caso del puertorriqueño aún te preguntan: “¿Y tienes papeles para trabajar aquí? Uno quiere decir tantas cosas como respuesta…”

El mítico personaje de María, en el musical West Side Story, fue interpretado por primera vez en una producción “en Broadway” por la puertorriqueña Josie de Guzmán y le generó su primera nominación al Tony (1980). La actriz, que estudió estudiado en el Boston Conservatory, debutó en 1978 con la obra “Runaways”, también actuó en “Carmelina” (1979), y “Nick & Nora” (1991).

En 1992, devoró a los críticos con su actuación de Sarah Brown en “Guys and Dolls” junto a Nathan Lane y Peter Gallagher. A pesar de ser nominada nuevamente al Tony, no ganó el premio. Últimamente se ha dedicado a realizar trabajos menos comerciales como “The Seagull” de Anton Chekhov.

Muchos de los actores puertorriqueños que luego triunfaron en Hollywood provenían de las tablas de Broadway u Off-Broadway de Nueva York. “Los mejores actores de cine vinieron del teatro y tenían el entrenamiento actoral”, indicó Rivera.

El Public Theater de Joseph Papp sirvió de trampolín para muchos actores y escritores boricuas como el actor Raúl Juliá y el escritor de madre puertorriqueña y padre ruso-cubano Reinaldo Povot.

Juliá debutó en Broadway con “The Cuban Thing” (1968), que abrió y cerró la misma noche, “Two Gentlemen of Verona” (1972), “Where’s Charley?” (1975), “Threepenny Opera” (1977), “Nine” (1993) y “Man of La Mancha” (1992). Fue nominado en cuatro ocasiones al Tony, pero nunca ganó. Su último trabajo fílmico, la teleserie sobre el activista ambientalista Chico Mendes “The Burning Season” (1994), le llevó a ganar un Emmy, un SAG, un Golden Globe y un Golden Eagle. En cine se le recuerda por “Kiss of the Spider Woman” y “The Addams Family”.

Edith Díaz, también de la compañía de Papp, protagonizó “Popi”, primera comedia latina de TV (CBS), y actuó en el filme “Sister Act”. Además, luchó por los actores latinos, creando el Comité de Minorías Étnicas del Sindicato Screen Actors’s Guild junto a otro boricua: Henry Darrow, y el actor mexicoamericano Ricardo Montalbán. Darrow, conocido más en televisión por “El Zorro” y “El Gran Chaparral”, fundó la organización Nosotros para combatir el estereotipo contra los hispanos en los medios.

El actor Héctor Elizondo, que estudió danza en el Ballet Arts Company del Carnegie Hall, actuó en “The Great White Hope” (1967) junto a James Earl Jones y Jane Alexander, y ya tenía reconocimiento tras interpretar a “God”, un puertorriqueño que estaba a cargo de una sala de vapor en la pieza “Steambath” (1970) y que le valió un premio Obie. No obstante, es más conocido por sus apariciones en la cinta “Pretty Woman” o la serie “Chicago Hope”, que le valió un Emmy.

Cuando estrenó “Anna in the Tropics” en Broadway en 2003, luego de que su autor, el cubano-americano Nilo Cruz obtuviera un premio Pulitzer por la pieza, los actores –todos latinos- no salían de su asombro. Los puertorriqueños Jimmy Smits y Priscilla López catalogaron como “un momento histórico” la puesta en escena en el Teatro Royale. La pieza también contó con los boricuas David Zayas (Dexter), John Ortiz, y Víctor Argo.

“Lloraba de emoción”, dijo al recordarlo López, ganadora de un premio Tony por “A Day in Hollywood/ A Night in the Ukraine” (1980) y recordada en “A Chorus Line” por su personaje de Diana Morales, basado en su vida. “Por muchos años me sentía culpable de poder trabajar en Broadway, mientras otros compañeros latinos no”, agregó López.

La actriz, recientemente honrada en Paseo de la Fama de El Bronx, dijo que nunca se sintió discriminada en las audiciones. “El ser latina nunca fue un factor para mí. No lo fue hasta que fui a trabajar en Los Ángeles”, dijo, aunque sin elaborar.

Actualmente López se prepara para salir en la obra “Somewhere”, que escribió su sobrino Matthew López, y que tiene un personaje para ella.

Los escritores boricuas también han dejado su marca en Broadway. Uno de los más talentosos fue el dramaturgo, poeta y actor Miguel Piñero (1946–1988), miembro fundador del Nuyorican Poet’s Café, cuya vida representó Benjamin Bratt en la película “Piñero” (2001).

Llevada de la mano del productor Joseph Papp, la obra “Short Eyes”, escrita por Piñero mientras estaba en la cárcel de Sing Sing, se llevó a escena en el Public Theater y luego en el Viviane Beaumont Theater. Fue la primera obra presentada en Broadway escrita por un puertorriqueño, y recibió nominaciones a seis Tony (1975), y obtuvo los premios Drama Desk, New York Drama Critics Circle y un Obie como mejor obra del año (1974). Aunque Piñero tenía un prometedor futuro como escritor de teatro, cine y televisión, su adicción a las drogas y el alcohol acabaron con su vida. El año pasado el autor fue incluido en el Salón de la Fama de los Escritores de Nueva York.

En 1975, “A Chorus Line” obtuvo nueve premios Tony, un Drama Desk y un premio Pulitzer para el coescritor Nicholas Dante, un bailarín puertorriqueño cuyo nombre de nacimiento era Conrado Morales. Dante murió en 1991 afectado por el sida.

Pero la escritora de origen puertorriqueño más exitosa es Quiara Alegría Hudes, ganadora del Tony junto al también boricua Lin-Manuel Miranda por el libreto de “In the Heights”, y premiada con el Pulitzer a la mejor obra dramática del 2012 por “Water by the Spoonful”. Sin embargo, ella asegura que es difícil lograr que un dramaturgo hispano logre interesar a Broadway o alguna compañía de teatro anglosajona.

“Broadway y el teatro en general [en los Estados Unidos] es difícil, además es muy hostil para cualquier nuevo escritor”, dijo Alegría Hudes. “Por lo general apuestan por obras y musicales previamente puestas en escena”.

Alegría Hudes también recalca que en décadas anteriores no existía un grupo de dramaturgos de donde escoger.

“Ahora tenemos un grupo de escritores latinos, boricuas, cubanos, mexicanos, chicanos más amplio”, indica la dramaturga, resaltando la labor de Miranda, Cruz o la mexicana Tanya Zaracho, guionista en las series de televisión “Looking”, “Girls” y “Devious Maids”.

“De todas formas, debemos comenzar a producir nuestras propias obras y utilizar a nuestros actores, no puede ser que surja una producción latina cada cinco años, esto tiene que ocurrir todos los años”, agregó Alegría quien tras finalizar su trilogía basada en su primo —un exveterano de la guerra de Irak—, ahora se embarca en un proyecto sobre una madre mexicana indocumentada.

En ese sentido, Luis Salgado y Priscilla López confían en el futuro de los boricuas y latinos.

“Estamos en el ‘mainstream’ y continuaremos así mientras sigan surgiendo escritores latinos”, dijo López. Y como si fuera la última línea de una obra, sentencia: “Juntos podremos continuar teniendo esa voz”.

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